A veces tengo la sensación de que no soy sincero conmigo mismo y que vivo en mi mundo idealizado. No quiero ver más allá de mis cuatro paredes, o al menos no me atrevo a dejar de lado ese punto de vista protector, esa burbuja en la que me escondo y permanezco a salvo de la realidad y la certeza de que las cosas no son tan buenas, ni tan interesantes, ni tan idealizadas. Y también tengo la sensación de que en ocasiones puedo llegar a ser cargante por permanecer tras dicha capa, y de que si yo me conociera a mí mismo me habría mandado a la mierda hace mucho tiempo. Pero todos necesitamos paciencia o verdades como puños a la cara, nunca silencios. Tampoco verdades a la espalda o medias verdades, pero NUNCA silencios. Y si me digo esto yo sé a lo que me refiero. Y nadie debería dar pena.
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Belén, gracias por llamarme y hablar conmigo. Pena que los abrazos no superen la distancia…
Belén, gracias por llamarme y hablar conmigo. Pena que los abrazos no superen la distancia…
2 comentarios:
El que quiere dar pena, la da.
El que no, no.
Pero digo yo que eso ya lo sabe todo el mundo.
El optimismo sobre el mundo, puede mejorarlo. No creo que debamos tener miedo de ver las cosas mejor de lo que son.
pD: ayer casi me da un infarto cuando creí que mi madre había grabado encima de la cinta de perdidos jaja.muy cool tu firma ;)
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