And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.

jueves, 21 de octubre de 2010

La Red Social


LA PARÁBOLA DEL TONTO 2.0

Kevin Spacey como productor ejecutivo. Aaron Sorkin como guionista. David Fincher dirige. Si bien la propuesta de una película sobre la red social más popular de la historia (¿podemos hablar ya de redes sociales en la Historia?) era, cuanto menos, cuestionable, los nombres relacionados con el proyecto nos ofrecían garantías y tranquilidad. No obstante, la necesidad de hacer una película sobre Facebook era absolutamente nula, y ningún nombre reconocido puede cambiar este hecho. Que la trama se centre en las vidas de los creadores de la web es tan irrelevante como que se hubiera centrado en la página en sí.
            A pesar de que la película no las tenía todas consigo, la función la salvan principalmente el carisma de sus protagonistas y los diálogos marca de la casa del estupendo Aaron Sorkin (responsable de El ala oeste de la Casa Blanca y Studio 60, entre otras maravillas), que se muestra como el componente más sólido del conglomerado. Fincher dirige la película sin dejar impronta, y esto es algo que empieza a preocupar tras el bluf que supuso El curioso caso de Benjamin Button. ¿Dónde quedó ese señor con pulso narrativo y tirón tras la cámara?
            Comienza la película con mucha jerga informática-matemática que al expectador medio ni le va, ni le viene, y va ganando enteros gracias a las implicaciones que tiene la creación de la red social en las vidas de todos los que tuvieron mayor o menor contacto con su origen. Viene a ser la película igualmente una crítica a la sociedad del ascenso rápido a la fama y una oda a la buena suerte. Claro que Mark Zuckerberg no se ha convertido en el multimillonario más joven del mundo por una cuestión de chiripa, aunque con toda seguridad su vida se ha resentido en aspectos personales.
            Si al frente del reparto no estuviera un pardillo encantador como es el caso de Jesse Eisengerg, probablemente al expectador no le interesaría lo más mínimo la vida del tal Zuckerberg ni de sus colegas, por mucha traición, enemistad y dinero que muevan sus acciones. Sorprende también el carisma de Justin Timberlake, que para no ser actor salva sus apariciones con solvencia. En cualquier caso es lo que digo, personajes sin chicha que sólo necesitan ser encarnados y punto.
            No tiene más que destacar la cinta. Una producción impecable, como no podía ser de otro modo, aunque tan impersonal e innecesaria que pierde todo el crédito que pudiera tener. La red social no es más que un intento de aprovechar el tirón comercial de Facebook y las webs 2.0. Si algo se le puede reprochar es que, ante todo, no haya sabido llevar a cabo un análisis más crítico y mordaz de la red como se ha hecho con anterioridad con otros medios (ahí está el ejemplo perfecto en Network, 1976). Puede que en unos años, cuando las cosas se calmen y la perspectiva del tiempo nos deje ver el cuadro completo, alguien se atreva a escribir y dirigir una película necesaria. De momento, no lo es en absoluto. Y Fincher nos debe ofrecer mucho más.


Nota: 7

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