And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.

lunes, 7 de febrero de 2011

Escritores: rimming

El rimming, para quien no lo sepa, se trata de una práctica sexual consistente en estimular el ano con la lengua. En otras palabras: lamer culos.
            He tenido, venía diciendo, en esto de las letras experiencias no estrictamente literarias. Conoces gente, cierto, gente que conoce gente que conoce gente, y esa gente se conoce entre sí y se respeta y, lo que es peor, se admira a pesar de todo… Siempre he procurado entre escritores ser lo más imparcial posible, aunque esto a veces se vuelva complicado. Para empezar a sincerarme utilicé, cómo no, el ya citado Cuentacuentos. Y es que esto de no conocer a los escritores o aficionados en persona facilita mucho el tema de la sinceridad. Eso, y que no todos los participantes estuvieran al mismo nivel, o no se comprometieran tanto como yo con la escritura, o que sólo fuera un pasatiempo o una excusa para llenar su bitácora una vez a la semana sin complicarse la cabeza. Escribir un cuento a partir de una frase. Parece fácil, y lo es. Lo difícil es escribir un BUEN cuento. Y si eso os parece difícil, determinar si un cuento es bueno o no, la repera. Porque claro, en una comunidad cibernética donde no nos conocemos en persona, con esto de que todos tengamos en común el amor por la literatura y escritura, es difícil ser honestos. Cuesta mucho decirle a un colega: lo siento, pero tu cuento es una puta mierda, los personajes no tienen personalidad, la trama está trilladísima, el vocabulario de básico, asusta… y otras lindeces. No obstante, yo al menos aprendí a decir las cosas de un modo respetuoso pero directo, criticando de forma imparcial los aspectos meramente literarios de los cuentos. Podía leer cincuenta cuentos a la semana, cien tal vez en los mejores tiempos de la web, y ahí había que comenzar a determinar qué era bueno o malo. Los más viejos del lugar procuramos tratar de esparcir el espíritu crítico, pero los participantes eran en su mayoría chicas jóvenes (adolescentes-veinteañeras) obsesionadas con ángeles, haditas de los cojones e historias de amor. Así una vez, y otra, y otra… Naturalmente, por afinidad seguí leyendo religiosamente y convirtiendo en amigos a los que de veras me gustaban. Entonces fue cuando dejé de ser objetivo, pero por suerte, para entonces pocos de estos amigos seguían escribiendo con regularidad.
            He de confesar que muchos de mis mejores cuentos (a título personal, clarostá), los escribí en el ámbito de El Cuentacuentos. Como ejercicio literario, fue absolutamente agotador y muy, muy útil. Creo que me drenó un poquito, porque tras varios años seguidos escribiendo un cuento por, digamos, dos semanas, se me acabaron las ideas o la inspiración, o las ganas. Y las críticas. Por lo general, eran excelentes; yo, además, estaba muy contento con que pasara esto, ya que en muchos casos estaba de acuerdo y sólo era capaz de ver lo bueno de mis escritos. Como si no tuviera defectos, faltaría más… Afortunadamente, fuera de esta web de escritores en ciernes conocí a otros escritores reales, en carne y hueso, que no dudarían en decirme esto es una mierda o lo has hecho bien, Jose. Nos decimos mutuamente si algo vale la pena o no, nos contamos los proyectos sin el miedo infantil al plagio, compartimos propuestas y llevamos adelante experimentos juntos. Pero, claro está, para ser un buen crítico hay que ser maduro, haber leído mucho, mucho, mucho y diferenciar el yo escritor del yo amigo.
            Sucede en los círculos internetiles que tanto se prodigan por estos lares que si yo te escribo, tú me escribes, te digo lo bonito que es tu blog y tú me dices lo bien que le queda el rojo al mío. Puede que al principio me guste todo lo que vea, pero, tal y como hemos aprendido de Vigalondo y su famoso holocausto (algún día hablaré largo y tendido del tema), al mantener vivo un medio cibernético tan personal como un blog o un Twitter o cualquier red social, es imposible mantener nuestra personalidad a un lado como si nada. Tarde o temprano, nos traicionamos y nos desnudamos, porque es imposible vivir 24/7 con la máscara puesta. No podemos meditar cuanto escribimos. Así, si en un principio sólo les dices cosas bonitas a tus amigos blogueros, con el tiempo un día te pillarán de mala hostia y les soltarás tres borderías y ya no será todo tan bonito. Porque no está bien lo de decir que todo es maravilloso y todos escribimos siempre bien, y que hoy por ti y mañana por mí. Porque si mis amigos no se rieran de lo que escribo (y hablo de mis amigos escritores; mis amigos traductores, por ejemplo, se ríen directamente de mí), nunca sería capaz de atisbar mis fallos, ergo no mejoraría ergo me quedaría estancado en la literatura adolescente de mala calidad y hadas y princesas y amores imposibles.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

3 comentarios:

Alexander Strauffon dijo...

Yo si aprecio el que me den una critica, mientras sea con buena intencion en verdad, y no solo por chingar. Qué mejor que el recibir feedback de un colega escritor.

Jara dijo...

Supongo que a quien le molestan las críticas son a aquellos que no llevan más allá su escritura, es decir que escriben sólo por el placer de que un montón de personas pasen por su web/blog/espacio o lo que sea y le digan (como bien dices) lo bonito que resulta todo.

Cuando uno piensa en lo que escribe como una forma de llegar al mundo las cosas cambian. O eso pienso yo.

De todas formas hay gente que incluso así no encaja críticas así como así, creeme.

Carlos dijo...

Hay mucha certeza y también acierto en lo que dices.
La crítica, incluso la que no leo o escucho pero soy consciente de ella siempre aporta, se pasa por el si-tú-me-yo-te, pero se evoluciona y toda esa morralla queda atrás, y la crítica se hace mayor, no en cantidad sino en calidad, y todo cambia, cambiamos.

El problema es cuando se crítica desde pedestales anclados en la discriminación, en la prehistoria, en la soberbia, o en el art decó del egogoce, ahí sí que no se aporta nada. De la misma forma que toda pelotería aporta nada igualmente.

Un profe del Sierra Bermeja nos decía criticar todo, todo lo que estéis preparados para criticar y como bien dices para eso hay que conocer, leer y estudiar mucho, mucho.

No, crítica no rima con rimming

lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King