And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.
Mostrando entradas con la etiqueta Xabier Bollaín. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Xabier Bollaín. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de agosto de 2009

Xabier

[El siguiente texto pertenece al diario de mi padre; lo escribió durante el año 2003, año en que falleció en diciembre. Ahora, en 2009, todos los días trascribo el día correspondiente. Gracias por leerlo.Escribió todos y cada uno de los ías salvo hoy. El 13 de agosto de 2003 hacía 20 años que murió mi madre, su esposa.]

jueves, 6 de agosto de 2009

Xabier: Autorretrato

[El siguiente texto pertenece al diario de mi padre; lo escribió durante el año 2003, año en que falleció en diciembre. Ahora, en 2009, todos los días trascribo el día correspondiente. Gracias por leerlo.]

06-08-2003

Esta mañana estuve en el parque, junto a la casa de verano de la familia Lorca. Más de una vez he hablado con Paco*, uno de mi quinta, que es una pena que un poeta no llegue a hacer su retrato, porque nadie como uno mismo sabrá destacar sus detalles, y la propia palabra lo dice, "autorretrato" lo hace uno mismo. Esta mañana, en el parque, a la sombra de uno de esas horrendas palmeras que han puesto para refrescar la espera a los turistas, me he acordado de Federico. Le cortaron la vida tan pronto que no tuvo tiempo de hacer su autorretrato, por mucho que hablara de su niñez en el Romancero o la deformara con su Poeta en Nueva York. Hablé ayer con Elvira; vino a verme y me dijo que le hacen falta tres o cuatro poemas más para concretar Espejilandia. Al fin he decidido escribir mi autorretrato, lo único en lo que he podido pensar durante todo el día.


Autorretrato
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar
que es el morir;
JORGE MANRIQUE

Maman me llamaba Petit Chêne

porque lo primero que vi fueron las hojas

del roble de corteza dura, roja.

Todo hombre guarda un árbol dentro.

Haya lo que haya, en la villa bebí donde

los potros al abrigo de las hayas y zaldiak,

estragos de corriente salvaje,

de aguas que saltan y salpican cuanto les rodea.

Vi morir y matarse a hermanos de dos bandos,

me helaron el corazón

nacional y republicano, dos caras de una moneda;

que veinte años no es nada.

Pinos, cipreses, muchos cipreses, más cipreses,

viñedos y olivos, abetos, matorrales deshechos.

Todo hombre guarda un río dentro.

Una rosa blanca con pintas rojas,

—¿Cómo te llamas? —Yo Carmela.

Enchanté, ¿nos vemos luego?

Nos vimos siempre, recogimos margaritas y

amapolas en su pelo. Desgranamos los años

sin ganas, ocho uvas, tres pasa(da)s…

Todo hombre guarda una mujer dentro.

Recogí en la senectud, a la sombra de un naranjo,

curvas y sedimentos, manos que arrullar,

ojos que grabar en mi recuerdo.

Ahora aquí, en el huerto del poeta veo pasar

las horas, testigo de un peral que ya no crece,

ni muere, ni da peras ni hace nada.

Como yo.

Pero desde este banco descascado ya se dibuja el delta,

ya se entrevé el mar con su horizonte

finito.


Xabier Bollaín Hurel


*Don Francisco Ayala

domingo, 2 de agosto de 2009

¡Al fin!


Al fin acaba la semana más agobiante de mi vida, o al menos la más fructífera. Por eso este fin de semana he estado tan ausente (por eso y porque me he metido media temporada 1 de Doctor Who). El resto de semana ha sido: empecé acabando a contrarreloj un relato vampírico para que quedara decente. Hasta ahí bien. Luego descubrí un certamen literario de novela de terror que me venía a pelo para una novela que terminé hace unas semanas, pero tenía que revisarla por completo y añadirle una nota del autor. Estuve con ella hasta el jueves, pero el viernes cumplía el plazo, de modo que logré enviarlo a tiempo. Luego está el invento blog, que no ha resultado tan exitoso como esperaba...: cada día un personaje, hecho. Juro que me los iba inventando día a día (y noche tras noche, con el consecuente insomnio). Eso son 5 relatos más por toda la cara. El jueves, después de mandar la novela que no ganará nada me puse a revisar mis cuentos y relatos para seleccionar uno y publicar en una revista literaria. Escogí dos y los envié. Al mismo tiempo ha comenzado la aventura literaria de mi (nuestras) vida(s): una revista cultural hecha por jóvenes dirigida a los jóvenes. Formo parte del equipo de redacción, es decir, el núcleo del proyecto, y ya empiezo a pensar artículos y cosillas para que la cosa prospere. Por otra parte, preparo la publicación de mi primer libro… no sé si para este verano. Esta semana he hecho todo lo que os he contado, y para rematar ayer fui al cine, por eso de desconectar, y nada más llegar escribí la crítica. Por cierto, os recomiendo muchísimo que vayáis a ver Up =) Y ahora os dejo, que me espera Esperanza…
¡Menos mal que el domingo que viene es mi cumpleaños! ¿Y...?

jueves, 30 de julio de 2009

Xabier: Señor Bollaín

[El siguiente texto pertenece al diario de mi padre; lo escribió durante el año 2003, año en que falleció en diciembre. Ahora, en 2009, todos los días trascribo el día correspondiente. Gracias por leerlo.]

30 de julio de 2003


Cuando uno pasa la barrera de los setenta, cuando uno cambia el paso firme por el temblor y las arrugas, entonces y sólo entonces se pierde la dignidad. A mí no me molesta que mis mejores amigos lleven pañal sin ser bebitos, ni que me cedan un asiento en el autobús (menudo privilegio); lo que me molesta es tener que hacerme el senil cuando estoy totalmente en mis cabales, que ya no me llamen señor porque he cambiado mi porte por temblores y arrugas, que mi letra sea irregular. Pero si hay algo que me molesta es que mi familia no quiera ver lo que soy, que me desplacen a donde se desplazan los viejos trastos, porque si he decidido venir a vivir a Granada ha sido por mi propia impertinencia, por la tozudez de un viejo.

Anoche volví a ver a Carmela. Leía mis poemas en voz alta. Ni se lo he comentado a mis hijos; ya piensan que estoy loco. Esta mañana han venido mi hijo y tres de mis nietos. Los niños se han acercado al principio con miedo, como con asco a que mi piel seca envejeciera sus rollizas manos con un toque. Me ha besado el más pequeño y me ha dicho: “Hola, señor”. “Hola, Javier”, le he respondido yo. Entonces él me ha dicho que Javier es su primo. Claro, yo no he dicho nada, sé que él se llama Marcos, pero llamo a todos mis nietos como al mayor, el de las melenas: Javier. Porque Javier apunta maneras de poeta aunque no se ha acercado a un libro en su vida.


jueves, 23 de julio de 2009

Nunca entendí la poesía


Leía a Machado y sus campos de Castilla, siempre recordé que se equivocó la paloma, se equivocaba… y te quise verde, verde viento, verdes ramas. Incluso aprendí la tragedia de Antonio Torres Heredia de memoria y usé los tópicos de Bécquer para decir que poesía eres tú mientras clavas tu pupila azul en mi pupila. Vamos, lo que cualquiera. Pero la poesía me parecía esnob, inaccesible, para la élite, para reflexionar tranquilamente en el sillón con una copa de whiskey en la mano o en el porche mientras el viento agita la cebada.
________ ¿Pero leer poesía? ¿En serio? En cualquier caso, como a todo el escritor llegó mi fase poética y comencé con esas ahora vergonzosas composiciones de amor rimadas hasta la sociedad donde se repetían las palabras corazón, alma, juntos, beso… blablabla. Pura basura de adolescente calenturiento, y tampoco es que dieran sus frutos. Por eso prefería dedicar relatos y cuentos enteros a un puñado de versos que no acababan diciendo nada.
________ Luego, al cabo de unos años, conocí a mi primera poeta en persona, la granadina Aurora Luque. Me dio clase otro poeta granadino, Antonio Carvajal, gracias a quien descubrí a un poeta vasco prácticamente desconocido, ya hablaré de él… Bien, con Aurora Luque escribí mis primeros poemas “en serio” tras desmitificar esa aura de intocabilidad que conserva la poesía y jugué con los haikus sin experiencia ninguna. Oí hablar de otros poetas, hablé con ella de tú a tú, como se habla con los poetas, y me empezó a picar el gusanillo. Ese verano me dio por escribir un poema con fecha de caducidad que ya ha caducado. Un año más tarde conocí a otro poeta bueno sin duda, pero egocéntrico: Juan Cobos Wilkins. De él me llevé un extenso anecdotario sobre la generación del 27 y más ganas, aunque más respeto por la poesía. Después he leído a mis amigos, mis iguales, poetas de menos de veinte años que me han hecho entender que la poesía es un juego, que lejos quedan aquellos días de instituto en los que tuve que estudiar cinco o seis tipos distintos de metáfora.
________Otro día fui a hablar con Antonio Carvajal, quien me recomendó muchos otros poetas. Un hombre cercano, poeta del pueblo, que se dignó a perder una hora de su vida para decirme debes leer a éste, al otro, a todos estos, y me habló de un amigo suyo que había muerto en 2001. Antonio conoció a Xabier Bollaín con menos de veinte años y este poeta vasco de ascendencia francesa le llamó la atención sobremanera. Publicó totalmente tres libros, uno en su juventud, otro ya septagenario y en 2001, ya póstumamente el más pesimista, el más melancólico. Como a todos los poetas, a éste apenas se le conoce. Sus ediciones fueron tiradas escuetas, casi íntimas, y de la primera, la más importante, apenas si quedan ejemplares en alguna biblioteca rural tragando polvo. Buscad en vuestros pueblos. Afortunadamente, Antonio Carvajal guarda un ejemplar de cada libro y me enseñó algunos de sus poemas. Qué tristeza. Cómo una vida puede caber en unos versos…
________La semana pasada, ya sin miedo a la poesía, conocí a la poeta María Rosal, Doctora en Teoría de la Literatura y el Arte por la UGR y profesora en la Uni de Córdoba. Una mujer muy cercana que desde el primer día nos enseñó a perderle el respeto a la poesía. Y a jugar con los haikus. Y a jugar con la escritura automática bajo consigna. Y a borrar poesía. Y a corregir.
Y a ser un poco más menos poetas :)
________Para acabar, os dejo dos poemas de Xabier Bollaín que casi nadie más habrá podido leer. Ambos pertenecen a su último libro, Espejilandia, y ambos están dedicados a su esposa Carmela. Naturalmente, pertenecen a su etapa más minimalista y simbolista, pero para mí son desgarradores. Carmela murió veinte años antes que él, y desde entonces vivió solo entre las provincias de Jaén y Granada...

Duerme la gata.
Suena un piano cerca.
Qué soledad.


Cuando suenan las campanas
me acuerdo de Carmela.


lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King