And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.
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sábado, 18 de diciembre de 2010

Hay que ser inmaduros...

Hay que creer en Papá Noel y en los Reyes Magos. Creer en el Ratoncito Pérez y en el amor. Hay que saltar en cada charco y gastar billetes enteros en chucherías. Hay que ir a conciertos donde la gente fuma hierba y bebe litros. Hay que vestir con lo primero que te ofrezca el armario, sin combinar prendas ni mirarse al espejo. No hay que peinarse salvo en situaciones de emergencia. No hay que tener saldo en el móvil. Hay que viajar con una mochila y kilómetros de autobús; hacer autostop. Colarse en el cine en la sala de al lado cuando acaba tu película. Ir a las tiendas a recomendar libros, discos y películas. Hay que acoger animales abandonados y convertir la casa en un refugio. Hay que tener siempre una Biblia cerca (en caso de que se nos acabe la leña) y una lista de cosas por hacer. Hay que posponer las responsabilidades. Hay que reírse de la gente en su cara e insultar cuando venga en gana. Hay que saltar con paracaídas una vez en la vida. Hay que nadar hasta las boyas y dar la vuelta y descansar tumbado en la arena. Hay que follar en las porterías de edificios viejos. Hay que raparse la cabeza o teñirse el pelo verde y azul. Hay que comer chocolate, toneladas de chocolate, infinidad de chocolate. Hay que afeitarse como mucho una vez a la semana. Hay que colgar una pizarra en el salón de casa y escribir ahí versos diversos. Hay que abrazar a desconocidos. Dormir con ellos. Dormir siempre acompañados (no importa de quién). Hay que ser inmaduros.
Hay que ser muy duchos en el arte de vivir.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

En terapia


¿Saben? Necesito escribir. Insisto en necesito. Sin escribir, me ahogo, me hundo, me cuesta respirar… cuando escribo, me olvido del resto.
            Quien me conoce sabe de mi tendencia a convertirme en una montaña rusa emocional, y es bastante evidente en este blog, después de todo mi contenedor de ascos. Todo lo que no me cabe o me quema en la cabeza, lo vomito aquí. Y me siento como nuevo. A veces cuento cosas buenas; otras, malas. Hay veces que incluso terribles. Pero hoy no. Hoy vengo a reivindicar la escritura. Hace dos días tuve una jornada emocionalmente agotadora por la marea de emociones que se sucedieron de repronto. Venía de un fin de semana en el que había estado inexplicablemente enfermo, y me levanté para estudiar. Ayer tuve examen; mañana tengo otro. Total, estaba yo estudiando cuando levanto la vista y veo en la tele a Morente, Enrique. Miro y leo muerte cerebral y se me encoge el pecho. No. No puede ser. Enrique es joven, Enrique es fuerte, Enrique es el legado del genio granaíno. Efectivamente, se nos fue. Iba a comer sin ganas cuando recibí una llamada que me cambiaría el día: un editor de Madrid está interesado en publicar mi primer poemario. Uf. Poesía al fin. Porque con la poesía tengo miedo, aún no me siento poeta, aún no he dejado los restos en un libro de poesía. En narrativa lo he hecho en varias ocasiones, sí, pero no en poesía. Por eso fue un subidón que me tuvo todo el día hasta arriba. Luego me di cuenta de que seguía algo enfermo, no estaba curado del fin de semana, pero quise olvidarlo con el notición. Me fui a clase, y entonces me topé con un nido de cucarachas que creía extinto (lo siento, no se me ocurre un símil más apropiado) y que me provocó náuseas. No por la impresión, qué va, ni mucho menos. Náuseas de asco. Estuve en clase con ganas de vomitar, pensando en el examen del día siguiente, en las cucarachas (hay al menos dos, tal vez tres) y en lo mal que me sentía (te tenías que haber quedado en casa, Jose, aún no te has curado. Ya, pero no puedes faltar a clase o te suspenden la asignatura. Pero estás malo, joder. Venga, no pasa nada, mañana estarás mejor). Luego pensé, me acordé de lo del libro y me llevé la mano al bolsillo y noté el tacto del papel del bueno. Miré la entrada, pensé en el poemario de nuevo (irónicamente, se titula Cuánta pupa) y salí de clase antes de tiempo. Me fui al concierto de Micah P. Hinson y durante una hora y pico se me olvidó el mundo. Así de maravillosa es Granada, el mismo día en que muere Morente puedes ver a Hinson en cocierto. La cuestión es que se me olvidó todo lo malo y, al llegar a casa, sin Internet ni nada, me puse a estudiar y organizar los apuntes y a terminar de releer el último de Harry Potter en inglés. Luego pensé en el poemario, en la posibilidad real de una publicación y me dormí como un bebé.
            Ayer el día fue de nuevo agridulce. Caminando por Granada tenía ganas de llorar por Morente. Lo escuchaba homenajeando a Lorca. No sabéis qué sensación escuchar a Morente por Lorca en las callejuelas del centro de Granada. No lo sabéis. La aurora de Nueva York de su disco Omega. Por eso me duele tanto lo de Enrique, supongo. Por Lorca, que es como si con él volviera a morir un poquito. Yo es que nunca he escuchado flamenco (ni música en general), y a Morente llegué a través de Lorca. Me volvieron a arrastrar hacia él Los Planetas. Granada puede ser y es maravillosa. Luego hice el examen, digo, ni bien ni mal, uno más. Fuera. Ya sólo me quedaba el de mañana. Con eso me fui a casa (eran las 3 de la tarde cuando salí del examen; ya, menuda hora de poner un examen…), pero antes me pasé por Traducción [duele no llamarla mi facultad] para revisar el correo y comprar pan de camino. Miré el correo y encontré algo bueno de nuevo, un anónimo firmado. En realidad, encontré varias cosas buenas: qué tontada, una cosa tan estúpida como el correo electrónico, una sucesión de ceros y unos, te puede alegrar el día. La semana que viene o estas vacaciones os hablaré tranquilamente de los bonitos anónimos. Son algo maravilloso, desde luego. Ya me explicaré: para que tengáis una pista, os diré que me persiguen desde hace algo así como tres años, sí. Algo así, tres años, quizás cuatro.
            Dejé el correo con la pequeña alegría, pero entre que no salí del examen con una sensación maravillosa, me acordé de las cucarachas otra vez y pensé en el examen de mañana, pues me sentí de nuevo por los suelos. Y Morente por todas partes, y “La aurora de Nueva York tiene/cuatro columnas de cieno…”, y un poco de todo. Tenía trabajos que hacer y bastante que estudiar, pero me puse a escribir. Porque era escribir o morir. Y bueno, lo cierto es que estoy contento. Puede decirse que ayer, un día después de la muerte, de la despedida de Enrique, concluí mi segundo poemario. No voy a contar por quincuagésima vez cómo también escribí casi toda La traición de Wendy en una situación de desesperanza y desesperación total, pero os recordaré que necesito escribir. Que cuando las cosas se me ponen feas, yo acabo otro libro y lo celebro por lo grande. Mañana, además, después del examen y la clase tengo un concierto más, en este caso un casi acústico de Zahara, que podré disfrutar como hace prácticamente un año cuando vino por aquí. A ver si mañana consigo la foto con ella (o algo así), que al fin soy libre desde hace mucho tiempo. (Ja, libertad, dice. Ya, todo el trabajo que me echo a las espaldas lo hago desinteresadamente). Pues nada, tendrán que seguir viniendo malas rachas, y cucarachas, y muertes y suspensos para que mi vida prospere. O no. Sólo sé que me lo estoy currando como una bestia, y El abrazo del koala ya está de camino a algún certamen de poesía.
Deseadme suerte.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Seamos sensatos

Ya sabéis cómo me pongo con según qué cosas concernientes a la Iglesia. Parece que al fin Ratzinger recobra algo de sensatez y, por primera vez en la Historia, un Papa se atreve a hablar de sexualidad humana. Es más, hasta da el visto bueno al uso del preservativo en ciertos casos (los prostituidos), pero por algo se empieza, ¿no? Naturalmente sigue empecinado en negarse al aborto y el empleo de la píldora anticonceptiva (cosa que no entiendo, ya que no implica "asesinato" como el aborto, sólo la no concepción, la no creación de una vida). Bueno, bueno, bueno. Esperemos, que de ésta a unos años, todos de orgía en el Vaticano. Os dejo una reflexión del genio José A. Pérez, deslenguado y mordaz guionista.

Si Dios existe, inventó los matices. Parece poco probable, por tanto, que ese ser omnisciente y eterno sea tan mezquino y dogmático como los mojigatos que dicen hablar en su nombre. A no ser, claro, que Dios sea un hijo de puta sin escrúpulos que nos creó en un arrebato de sadismo sólo para reírse de nuestras limitaciones. Lo que resulta incuestionable es que la frecuencia de los pensamientos de ese supuesto Dios está más allá de nuestra capacidad auditiva. La radiación cósmica de fondo no opina sobre condones.
Extraído de Mi mesa cojea 

domingo, 7 de noviembre de 2010

Carta a un Jose futuro

Hola, Jose:


            A veces, cuando no tienes nada que hacer (siempre hay algo que hacer) te da por leer en Internet, y cuando te has leído todo el Internet te da por volver a tu casa, a tus escritos, a tu vida, a tu blog y a corregirlo, a ponerle nota. Esto sobra, este día parecía un gilipollas, idiota, ahí estabas enamorado, aquí eras un mediocre. Por eso te escribo esta noche. Estoy viendo Caótica Ana, la película-experimento por antonomasia del cine español contemporáneo. Te da pena Medem porque te sientes identificado con sus personajes. De hecho, recuerdas que una de las pocas veces que una película te ha hecho sentir libre fue con Habitación en Roma, como hace poco te pasó, por ejemplo, con Cómo ser John Malkovich.
            Jose, hay días en los que ves una de estas películas y sientes que nada de esto tiene sentido. Que te ponen metas donde nadie debería poner barreras, que a veces te las pones tú. Ahora tengo 23 años, puede que cuando me leas tengas 24 o 25, y sentirás que ahora mismo soy un gilipollas, de acuerdo, pero estoy absolutamente convencido de que harás caso a mis palabras.
            Ahora mismo tienes el mundo a tus pies y sólo te atan tus miedos. Te esperan Madrid, Londres y Nueva York con los brazos abiertos, tienes que salir al mundo. Dejar la mordaza, escribir ajeno a todo, llevarte cuatro cuadernos en blanco y muchos bolígrafos. Leer, tal vez. Olvidar la exponencia audiovisual que en este momento ahoga tu vida. Buscar otras biblias. Espero que para cuando me leas tengas claras tus prioridades como las tienen tus amigos. Si de verdad quieres ser escritor, sólo hacen falta papel y lápiz. Lo demás son imposturas. Créeme. Me crees.
            Ahora mismo no sabes alcanzar otro estado de conciencia, no sabes pensar de otro modo, pero tienes la ilusión que hace girar el mundo. El optimismo y las ganas. Eso siempre. Pero es el puto miedo. Conoce gente: busca músicos, artistas callejeros, escritores viejos y muy leídos, directores de cine, chavales con una videocámara por la calle. Busca y pregunta. Ahí fuera radica lo extraordinario.

Busca, joder. Y trata por una vez de ser honesto. Un abrazo,

                                                                                                  Jose

                                                                                          

miércoles, 13 de octubre de 2010

El acontecimiento del año


Apuesto a que hay miles, por no decir millones de personas en España que hace una semana no serían capaces de situar Chile en un mapa. Sin exagerar, oigan. Hoy una reportera de algún magacín mañanero confundía a la patria de Isabel Allende con Perú, y luego, en vista de su metedura de pata, rectificaba: "Ay, digo Chile, Chile, ¿qué tengo yo hoy con Perú?" Pero es la eterna cuestión de Chile, Argentina, Perú, lo mismo da que da lo mismo, ¿no? Pensamiento que esconde esa xenofobia, ese racismo latentes a los que no se les da importancia porque total, no es como quien le pega una patada a una sudaca en el metro, ¿verdad?
            Pero no era ése el tema del post. Hablemos de hipocresía. ¿Quién se acuerda de Haití? ¿Del maremoto de Asia? ¿Y de Darfur? Pero vamos, en fin... tampoco nadie se acuerda de otras causas. Hoy todos aprendemos a contar, se dice que al menos mil millones de personas en todo el mundo se encuentran con los ojos de par en par, la boca entreabierta, diciendo: 1, 2, 3, 4... hasta llegar a 33. Ni el mismísimo conde Drácula [insertar video de Xander mofándose del acentro del conde]. Todos con el corazón en un puño viendo ese rescate de película de ciencia-ficción, cada minero que escapa por su propio pie se celebra con el regocijo del que ve al familiar tras años de distancia.
           Ahora bien, la cuestión es ésta. ¿Cuánto durará el foco sobre los mineros rescatados? ¿Cuántos accidentes tienen que suceder para que cambien las cosas, para que alguien sea arme de valor e intente arreglarlo todo? Llamadme excéptico, pero me juego las manos con las que escribo este texto a que dentro  de dos meses más de uno y dos de esos mineros seguirán agujereando el suelo como hormiguitas en un tanque de tierra.
           No los reciban como héroes de guerra (otro de esos preciosos oxímoron), no los conviertan en eje mediático (el único protagonista que ha hablando con la prensa y ha dicho que lo traten como lo que es, no como una estrella), no hagan que el mundo gire en torno a ellos para darles de lleno con una puerta en las narices cuando pasen unas horas. Les lloverán ¿estupendas? ofertas laborales, propuestas para participar en un reality, puede que incluso primas del Estado o una indemnización suculenta, pero no creo que estos hombres vendan su alma al diablo tras el infierno que han vivido. Que de pozos sé un poco... Leeremos sus nombres en los periódicos, puede que en los anuarios, en las enciclopedias. Pero insisto, dentro de dos meses volverán a estar encerrados a 100, 200, 500 metros de la superficie. Pasen y vean, es el acontecimiento del año. The Freak Show...

lunes, 11 de octubre de 2010

Entrevista al Papa

Extraída del excelente blog Mi mesa cojea, de Jose A. Pérez, guionista y pensador, persona non grata. Os recomiendo de paso, Ciudad K, lo mejorcito que se ha hecho en mucho tiempo de televisión en España.

JOSE: Excelencia, gracias por recibirme. 



PAPA: Santidad. 

J: Oh, gracias, pero no creo que sea para tanto. 

P: Me refería a mí. 

J: Ah. Claro, Santidad, perdone. 

P: Absuelto. 

J: He leído en varios medios que la semana pasada comparó a los ateos con los nazis. 

P: Correcto. 

J: ¿No le parece un poco excesivo? 

P: Mira, hijo, yo fui de las juventudes hitlerianas, sé de lo que hablo. 

J: Pero los nazis mataron a muchísima gente. 

P: ¿Tú fuiste de las juventudes hitlerianas? 

J: No, pero… 

P: ¿Has sido nazi alguna vez en tu vida? 

J: No. 

P: Pues yo sí. Así que no hables de lo que no sabes. Mira, desde que dejamos de quemar brujas, la Iglesia ha sido muy condescendiente con los ateos. ¿Resultado? Ahora van por ahí masturbándose y abortando. Incluso he oído que fornican por el orificio de la defecación. ¿Crees que Dios nos puso ese orificio ahí con esa finalidad? Con lo a desmano que está, hace falta ser vicioso… 

J: Con todos los respetos, Santidad, creo que el fornicio anal no es un invento nuevo. 

P: ¡Pero ahora hay orgullo en ello! Ahora los ateos se vanaglorian del Big Bang y de las penetraciones anales. Están obsesionados con los agujeros, como ese ateo inglés, Stephen no sé qué. 

J: Hawking. 

P: Ése. 

J: Bueno, es un científico, sólo hace su trabajo. 

P: Los científicos tienen que estudiar cosas importantes, como porqué los preservativos son malos para el alma. 

J: Pero es que los científicos sostienen que no hay alma. 

P: ¿Lo ve?, fíjese si les queda campo de estudio todavía. No puede ser que anden por ahí clonando ovejas cuando ni siquiera saben dónde está el alma. 

J: Cambiando de tema, Santidad… ¿Qué tiene que decir de los abusos? 

P: ¿Qué abusos? 

J: Bueno, ya sabe… Han aparecido noticias de personas que dicen haber sido violadas por… 

P: Oh, esos abusos. El Vaticano condena tajantemente los abusos de menores. Cinco importantes teólogos llevan cuatro años dándole vueltas al tema y han llegado a la conclusión de que, si Dios quisiera que practicáramos el coito con niños, no los haría tan pequeños. 

J: Interesante. 

P: Es una cosa horrible que un hombre de Dios fornique con niños chicos. No me lo puedo ni imaginar, y créame que lo he intentado con enorme ahínco. 

J: ¿No arreglaría las cosas permitir que los curas tengan relaciones sexuales con normalidad? 

P: Eso es inviable. Los católicos tenemos que pensar en Dios como en la fimosis del alma. No hay mala voluntad en Dios, como no la hay en el prepucio anormalmente estrecho. 

J: ¿Y qué va a hacer el Vaticano para evitar que esto ocurra de nuevo? 

P: Tenemos un plan de acción. A partir de ahora, cuando veamos a un cura contento será inmediatamente expulsado de la Iglesia. 

J: ¿Y si está contento por otra cosa que no tenga relación con niños? 

P: No seas ridículo, ¿por qué iba a estar contento un cura? 

J: Una última pregunta, Santidad. ¿Cuándo tendrán pleno derecho las mujeres en la jerarquía católica? 

P: Nosotros no tenemos ningún problema con las mujeres en sí. Lo que nos molesta son los pechos y las vaginas. Y las nalgas también nos turban un poco. Y las nucas. Y ocasionalmente, también las piernas y los vientres, particularmente si son planos. Y tampoco nos acaba de convencer esa zona de la espalda que está justo encima de las nalgas y que a veces asoma cuando se sientan, ¿sabes de lo que te hablo? 

J: Perfectamente. 

P: Sí… Ese Satán sabe hacer las cosas, ¿eh?



viernes, 8 de octubre de 2010

La muerte de Tuenti(dad)

Estaba escrito.
Hace ya tres años y pico me di de alta en una red social sin saber lo que era, sólo que la carta que me había enviado la Universidad de Swansea me recomendaba darme de alta en Facebook. "Cara libro", pensé. Será algo con material adicional para los estudios en RU... Cuán equivocado estaba: podías encontrar a otros estudiantes (generalmente universitarios, y ésa era su principal ventaja), subir fotos de fiestas o excursiones o clases y compartirlas con tus colegas, mandarles mensajes, hacerte fan de grupos a los que necesitabas pertenecer (¡mira, ya hay 1245 personas a quienes les gusta Damien Rice!) y poco más. Decirle a tu cuqui que la quieres. Cotillear las amistades y aficiones de tus amigos contactos. Perder el tiempo entre granjas virtuales y restaurantes de bites.
           Poco tardaron en aparecer las hermanas pequeñas. La que hoy nos ocupa, Tuenti, que por mucho que os sorprenda recibe el nombre de la abreviatura de "Tu entidad", nada que ver con el patético intento de la Conferencia Episcopal (con la Iglesia hemos topado; y van...) de acercarse a la juventud y enviar un mensaje antiabortista con la patraña de "es un tú en ti". ¿En serio? En cualquier caso, Tuenti ha tenido un éxito abrumador principalmente en el sector infantil-adolescente, porque, para qué negarlo, Tuenti ha quedado en lo que nació: reducto de críos con ínfulas de personas interesantes, en proyecto de página de contactos con la que medir la popularidad.
           Desde hace un tiempo Facebook, en lugar de menguar, sigue creciendo, ya que todo el mundo ha descubierto que la web por excelencia, el Rey de las Redes Sociales no es otra que Facebook, y por tanto no es de extrañar el flujo migratorio de todas las páginas a ésta. Una lástima, porque en principio sólo encontrábamos un perfil de usuario adulto y, muy importante, universitario, con lo que se evitaban todos los defectos que podía tener, básicamente la invasión de privacidad, las oleadas de niñatos, la pérdida de identidad. Facebook nació con una vocación eminentemente universal e intelectual, reducto de modernos. Tuenti nació como el "FB español", y así le ha ido. He de confesar que he mantenido mi cuenta durante aproximadamente 3 años, aunque en mi caso, como en casi todo, era una cuestión romántica. Creé la cuenta cuando estaba de Erasmus, tengo ahí fotografías que de otro modo no podría ni encontrar, es el modo más sencillo de promocionar cualquier cosa (desde una presentación de un libro a una fiesta en tu piso). Pero también es cierto que de modo "profesional", es decir, como escritor, me he volcado más en Facebook. Además, en Facebook tengo amigos de todo el mundo con los que no quiero perder el contacto (romanticismo, ya ven), por mucho que intento seguir escribiendo postales y cartas. Odio la frialdad de un email. O de un Tuenti. O de un Facebook con el que puedes borrar a un amigo de tu vida con hacer click. Eso nunca...
           Total, los niños seguirán engañando a Tuenti, cambiando cada vez más temprano el año de nacimiento para poder acceder, hasta que vean que el éxodo es imparable y no les quede otro remedio que irse a Facebook, con el inminente estreno de la película que lo catapultará (más si cabe) a la eternidad de la Red.


Sí, sí, tú sonríe, que ya tendrás motivos para llorar...

viernes, 10 de septiembre de 2010

Mi odio es mayor que el vuestro

Cada tantos siglos hay que quemar la Biblioteca de Alejandría
"El congreso", J.L.Borges

Los evangelistas son, con permiso del Opus o los Kikos, la rama más integrista del cristianismo. Ahora resulta que un pastor americano, Terry Jones, ha propuesto la quema de coranes el sábado a modo de ¿venganza? por los atentados del 11-S. Da miedo el integrismo árabe, sí, porque crean soldados de su religión, pero da también miedo el integrismo cristiano, que a su modo también crea ejércitos en nombre de Dios. A mí todo esto me da risa: en primer lugar, que tanta gente crea en un ser imaginario con el que generan respuestas para todos sus interrogantes; en segundo lugar, que esta gente se pelee entre sí porque unos lo llaman de un modo y otros de otro. A un cristiano no le puedes decir que está rezando a alabando a Alá, aunque lo hace. Cree que no, porque él lo llama Dios Yavhé o como quiera llamarlo, pero es el mismo ser ficticio. Todo este conflicto religioso me recuerda a una novela infantil de El Barco de vapor, en concreto a Chís y Garabís: éstas eran dos islas con reyes y población enfrentada porque cada uno defendía que los huevos duros se pelaban por la parte de arriba o por la de abajo. Viene a ser lo mismo, aunque cambia la nomenclatura. 
             Hace una semana vi un documental sobre un campamento de lavado de cerebros cristiano evangelista. El documental es maravilloso porque en ningún momento hay narrador, los directores (en este caso creo que directoras) se limitan a grabar y mostrar sin dar una sola opinión. Un trabajo objetivo, o todo lo contrario a lo que ofrece el rey del documental-espectáculo Michael Moore. El documental del que hablo se titula Jesus Camp, hay muchas partes en Youtube y cuenta la experiencia de decenas o cientos de niños que pasan unos días juntos en un campamento donde los adoctrinan y ven circular a oradores y demás integristas (si investigáis un poquito más, descubriréis que alguno de estos sermoneadores ha sido relacionado con casos de ¡oh, no puede ser! pederastia). ¿En serio alguien se asombra por esto? Total, se ve a los niños llorando mientras gritan el nombre de Jesús y repudian al demonio que, entre otros sitios, se encuentra en Harry Potter, esa saga literaria que ha logrado que millones de niños lean algo más allá de las guías del último videojuego. Esto me hace recordar que en su momento Ratzinger también condenó al joven mago. Que aún no fuera Papa me da exactamente lo mismo, porque ya era un cardenal relevante en la Iglesia y mostró su opinión claramente. Para que vean que quiero ser imparcial, aclararé que oficialmente Ratzinger no hizo esta declaración, sino mediante una carta al autor del estudio Harry Potter: bueno o malo, con las siguientes palabras: "Es bueno que usted ilumine a la gente sobre Harry Potter porque esas son seducciones sutiles que actuan desapercibidamente y por eso profundamente distorcionan la cristiandad en el alma antes de que pueda crecer apropiadamente". Puesto que estaba convencido de que su juicio trascendería, en otra carta dio permiso al autor para que hiciera pública su opinión sobre la saga de J.K.Rowling.
           Ahora aparece este pastor loco, enfervorizado por su fe hasta un extremo que roza lo patológico y anuncia esta caza, este ataque y derribo contra otra de las grandes religiones monoteístas. Terry Jones, sobre quien se desmintió su relación con escándalos pedofílicos, anima a la quema del Corán en respuesta a los ataques terroristas de hace una década. Más allá de que estos ataques se pudieran haber prevenido de no ser por la estupidez de la Administración Bush, creo que la quema de una bandera es una provocación fácil, una provocación tan infantil que no requiere mayor atención. Ahora bien, que Jones responda con una decisión que se pone a esa altura (¡quememos sus Escrituras todos juntos!) no debería despertar mayor sorpresa o atención. Terry Jones es un niño grande que trata de llamar nuestra atención. Quiere que su congregación sea el centro del mundo por unas horas, quiere creer que ese poder es obra de un milagro divino, o peor aún, realmente cree que todo lo que está pasándole es obra divina. A pesar de las advertencias de Naciones Unidas, del FBI, del Vaticano (¡!), Jones se niega a detener su decisión. Sólo cesaría en su empeño en el caso de recibir una llamada de Dios (¡ja!) o de la Casablanca. Finalmente ha recibido una llamada del secretario de Defensa. Y sí, se echa atrás, entra en razón, algo. Pero a qué precio... Ahora cualquier idiota fanático puede montar un pollo internacional con la única condición de que Obama lo llame en persona o pondrá en peligro la estabilidad internacional a cambio de publicidad. El ser humano da asco...
           El problema lo tiene en primer lugar Estados Unidos, donde es delito quemar una Biblia pero no un ejemplar del Corán. ¿Es menos sagrado un Corán que una Biblia? Aparentemente, sí. Lo que no se debió admitir en ningún caso es esta publicidad, esta atención al niño llorica, al terrorista, porque en definitiva se trata de un terrorista que pone en peligro las vidas de miles de personas ante un estallido de violencia espontáneo. Mi propuesta es simple: este señor ha recibido cientos de ejemplares de coranes a su iglesia para quemarlos en la polémica pira. Alguien debería ocuparse de coger una Biblia, descoserla con cuidado y parsimonia, y más adelante colocarle el lomo de un Corán. Así Terry Jones estaría, sin saberlo, quemando sus escrituras, su razón de ser, ofendiendo a su Dios y a toda su congregación. O si alguien encuentra el Necronomicón original, que lo envíe disfrazado de Corán. Un juego de niños. ¿Ven? Todo era tan fácil...
              Hoy he leído en alguna parte que igual sí tenían que mandarles coranes, pero para que los leyeran, los estudiaran y entonces decidieran si quemarlos tras, al menos, haber debatido el contenido del libro sagrado. Si ya lo decían tiempo ha: "El fascismo se cura leyendo". O quemando Biblias...


1933 d.C. Una serie de obras literarias, científicas y artísticas son quemadas por el Tercer Reich. Se incluyen las obras del "degenerado" de Sigmund Freud, y muchas obras judías.

domingo, 22 de agosto de 2010

Pregón Fiestas 2010


Buenas noches vecinos, amigos y familia.
Hace un año yo no estaría dando este pregón. Es más, hace un año yo estaba sentado allí, al otro lado, cuando empecé a escribir un poema que aparece en el programa de las Fiestas de este año, dememoria. Habla de las raíces, de cómo aunque nos neguemos a reconocerlo, el lugar donde nacemos, el lugar que nos ve crecer conforma nuestra personalidad. Pero hace unas semanas nuestro alcalde, Pedro, me dijo: tú vas a dar el pregón este año, y como yo tengo el problema de que no he aprendido a decir no, aquí estoy. Desde luego es un orgullo que reconozcan tu trabajo o méritos, así que me gustaría darle las gracias tanto a él como a la comisión de Fiestas desde aquí por el apoyo que me han brindado.

Hablaba del tiempo. Cuántas cosas pueden pasar en un año: hace un año no había centro de día, este año tenemos un colegio nuevo, grandísimo (ahora que no quedan niños); este año ha llovido más que en todos los anteriores y han aflorado corrientes que parecían secas; este año el equipo de fútbol-sala de Bélmez de la Moraleda son los campeones provinciales. Más cosas… pronto tendremos una biblioteca nueva, supongo que más grande, y el famoso Centro de Interpretación de las Caras. Todo esto en un año.

Veréis, yo creo que los pueblos son como los padres. Salimos de ellos, nos lanzan al mundo, nos crían, nos malcrían, nos alimentan y esperan lo mejor de nosotros: generan una expectativa con respecto a nosotros que nos supera en muchos casos. Los pueblos quieren que de ellos salgan personalidades que difundan el nombre del pueblo, que lo lleven por todas partes, esas cosas. Los padres quieren arquitectos, notarios, ingenieros, gente de bien con carrera para que tengan futuro. Pero un hijo está en todo su derecho a desentonar, a no querer parecerse al padre a según qué edades. Tienes 15 o 20 años, te quieres comer el mundo, y dices: ¿pero qué les pasa a mis padres, qué le pasa a mi pueblo? Qué aburrimiento, no cambia, no hay música, no hay cine, no hay nada nuevo. En casa sólo vemos películas de vaqueros y fútbol… Porque seamos sinceros, Bélmez es un lugar para gente de más de 30 años, de aquellos que miran con nostalgia las tardes de juegos en el parque, en las calles persiguiendo perros o jugando a las chapas. Que Bélmez, como todos los pueblos, se mira el ombligo mucho y se olvida del resto del cuerpo. Mira hacia atrás, cuando era un gran pueblo, nadie lo duda. Había trabajo, ambiente, hasta fábricas y cine, pero eso fue hace treinta años.

Ahora hay gente de todo tipo: en Bélmez de la Moraleda hay pintores, abogados, ingenieros, guitarristas, melómanos, amantes, tenderos, soñadores, padres, madres… Hay de todo. Existe también la tendencia, como digo, a decir: qué bonito era el pueblo, y venía gente de toda la comarca y qué rica su comida y sus gentes, y hasta había artistas. Ahí está Antonio Guzmán Merino, que fue guionista de cine y poeta. Un visionario. Fue quien escribió también la Aparición y rescate del Señor de la Vida.
Pero vale la pena echar la vista más atrás y descubrir que Bélmez ha sido pueblo moro y cristiano, cordobés, granaíno o jiennense por igual. Que la identidad belmoralense como tal queda difusa, como si Bélmez fuera una vena y la abriéramos en una bañera. Un punto físico no significa nada. ¿Esto es Bélmez?

Bélmez de la Moraleda no sólo es este momento ni este lugar, porque si las personas somos el “yo y mi circunstancia”, que decía Ortega y Gasset, un pueblo es todo eso y más. Aunque no quede rastro de toda una generación: en 1232, en un Bélmez moro, se organizó una matanza donde se acabó con todo el mundo: hombres, mujeres y niños. Pero el Castillo de Belmez siguió siendo moro. Luego pasamos a formar parte del reino de Granada. Mágina era una coraza mora ante el avance cristiano, y Bélmez fue cristiana. Los moros recuperarían más adelante el pueblo. La Historia nos la sabemos, al final los cristianos llegaron, vieron, vencieron.
Granada se partió entre sus varios reinos y Bélmez pasó a formar parte de Jaén hace poco menos que tres siglos. Eso es lo que nos dice la Historia.

Pero yo quería hablar un poco de literatura, muy poco, lo prometo. Don Antonio Guzmán Merino estrenó su obra de teatro Los Gonzalones por toda Andalucía, y con el tiempo se tuvo que trasladar a Barcelona. Todo esto consta en la hemeroteca del ABC. Viene esto a decir que a veces no nos queda más que dejar el nido, la casa de mamá y papá, y emprender el vuelo. Yo he tenido la inmensa suerte de vivir en las cunas de dos poetas tremendos: Federico García Lorca, el granaíno al que mataron por maricón. El mejor poeta de nuestra historia, fíjense qué suerte. El otro, Dylan Thomas, un poeta inmenso de Swansea, Gales. Swansea es una ciudad feísima, muy fea, donde yo he sido más feliz que en cualquier otra parte. Es tan fea que su ciudadano ejemplar escribió de ella un verso: “Swansea, esa ciudad fea y encantadora”. Y ese verso se puede leer en el suelo nada más llegar a la estación de tren. Espléndido.

Aunque Bélmez de la Moraleda cuenta con que no es un pueblo feo, a lo sumo aburrido, o que vemos cómo se apaga poco a poco…Yo os animo desde aquí a hacer de Bélmez un lugar que crezca, que no se olvide, que no nos empape la lluvia amarilla. La lluvia amarilla cuenta la historia del último habitante de Ainielle, un pueblo del Pirineo aragonés. Un pueblo fantasma. Es precioso esto, ¿no? Un pueblo vacío donde sólo se cuelan el viento y el frío. Este pueblo existe, tuvo menos suerte que Bélmez y ahora mismo sólo hay casas cerradas, semiderruidas, y una novela que le honra. Que los fantasmas siempre rondarán nuestras cabezas. Cuando yo pienso en Bélmez pienso en mi abuelo, en los paseos junto a él después de misa, pienso en las migas y las gachas, cómo no en la aceituna y el taller de mis padres, el maravilloso olor a tela. Y en el lugar al que huir, porque el pueblo, como los padres, siempre estarán ahí: por eso huyo a Bélmez, no de Bélmez. Pero ante todo pienso en mi abuelo. Fantasmas…

Hoy es agosto, venimos de ver el Castillo. No estamos todos los que somos, pero somos todos los que estamos. Hay que ser felices, hay que aprovechar estos días para reconciliarnos con los demás, para acordarnos de los que faltan, para retomar amistades y tratar de evitar la lluvia amarilla, por bonita que sea. ¡Que empiece la verbena! Felices Fiestas, vecinos. De verdad.

sábado, 21 de agosto de 2010

Sí, quiero

"Sí, quiero", dijo ella. "Quiero pasar a pertenecerte, dejar de lado mi voluntad. Quiero que tú y tu familia me anuléis, me uséis e impongáis vuestras creencias. Quiero dejar de ser la que he sido hasta ahora: que no me guste la música de siempre, que me digan los libros que puedo leer y qué películas ver en el cine. Quiero que me obligues a vestir como a ti te venga en gana, porque junto a ti soy dichosa, junto a ti todo es perfecto. Nuestro amor es único y por él daré mi vida. Sí, quiero, insisto, quiero convertirme en incubadora, en habitáculo de tu sexo y tu semen. Sí, quiero tener diez hijos y sonreír poco, porque sonreír está de más. Porque quien es feliz es injusto con los demás, porque quien es feliz no tiene en cuenta al pobre de espíritu. Sí, quiero saber que esta cruz pesa más que mi corazón, que tu alianza es una cadena de hierro macizo. Sí, quiero cortarles las alas a mis sueños y no viajar más ni conocer gente nueva ni querer a otro hombre que no seas tú. Porque eso es compromiso, eso es amor y es inevitable e inexplicable. Sí, quiero hacer de tus proyectos mis proyectos porque nunca sabré volar sola, ya te encargarás tú de que olvide cómo se hacía. Sí, quiero morir en vida y empezar hoy mismo. Sí, quiero que tus amigos sean mis amigos y que los míos desaparezcan. Sí, quiero. Sí, quiero. Sí, quiero".

martes, 17 de agosto de 2010

Inception: el origen de TODO

EL ORIGEN DE TODO
Christopher Nolan ha sido el director más determinante en el ámbito cinematográfico en la última década. Comenzó a hacer ruido con Memento y su atípica epopeya antiheroica, además de un guión que supuso un soplo de aire fresco en las fórmulas narrativas. Su próximo gran paso lo dio al aceptar tomar las riendas del superhéroe oscuro por antonomasia: su mano de hierro en la dirección de Batman begins y, sobre todo, The Dark Night, determinó la consecución de la unión entre cine de autor y espectáculo. Nunca crítica y público han estado tan de acuerdo, y nunca Bruce Wayne ha lucido con tanta majestuosidad (vergonzosos parecen a su lado los intentos de Burton y Joel Schumacher). En El Prestigio elevó a su máximo nivel una historia de magos de poderosos guión y reparto (nada que ver con la sobrevaloradísima El ilusionista).
Pero no ha sido hasta ahora que Nolan ha podido demostrarnos de lo que es capaz. Un guión y una película que son 100% suyas. Cine d’auteur para masas. Leonardo DiCaprio en esta intrincada fábula sobre el origen de los sueños. Y Marion Cotillard, Joseph Gordon-Lewitt, Cillian Murphy, Ellen Page, Ken Watanabe, Michael Caine… Porque, si bien Inception es visual y narrativamente novedosa e inabarcable, en el fondo mantiene el buen hacer del thriller clásico. Tal vez aquí no hay una rubia que trae de cabeza al protagonista, pero encontramos un ¿agente? ¿detective? ¿sicario? que se encarga de robar cosas en los sueños de otra gente. Naturalmente, no va a robar, por ejemplo, la caja fuerte de un banco suizo, sino cosas mucho más valiosas, ésas generadas por nuestra mente en el campo de los sueños: mezcla de recuerdos, subconsciente y mecanismo de autodefensa.

Como ven, el punto de partida es sencillísimo: ladrones que roban en los sueños de otra gente. Ladrones que controlan su propio estado de vigilia y son capaces de entrar y salir del mundo onírico con plena conciencia. Es como la evasión a otra realidad, muy Matrix, cierto, pero no hay mejor modo de explicarlo. Porque Origen le debe mucho a Matrix, aunque la película de los Wachovski se quede en una anécdota al lado de este intrincadísimo juego formal y lógico. También habrá quien se acuerde, en materia de sueños, de cómo los responsables de Pesadilla en Elm Street jugaban igualmente con esa incertidumbre del sueño-realidad, del sueño dentro del sueño… Aunque (y creo que es la única pega que se me ocurre para la película de Nolan) los sueños en este film cuentan con demasiada lógica para ser sueños. Justificado queda si tenemos en cuenta que los creadores de los sueños son perfectamente conscientes de cuanto generan, y ahí yace su realidad y lógica.
Otro de los aciertos de la película es la ambigüedad moral de sus personajes: no hay malos malísimos ni buenos buenísimos. Vamos del lado de los ladrones porque nos fascina cómo transforman la maleabilidad de los sueños en poderosos escenarios de una intensidad visual muy por encima de la horripilante Avatar; nos convence el director desde el comienzo de lo lícito de estas acciones delictivas, todo ello personificado en el nuevo miembro del equipo, la joven Ellen Page. Debería andarse Nolan, no obstante, con cuidado en cuanto a las emociones humanas. En demasiadas ocasiones sus películas dan la sensación de ser relojes suizos perfectamente encajados que no hacen tictac a pesar de que se mueven. Tal vez debería permitir que sus personajes exteriorizaran un poco más sus emociones, ya que cuando esto sucede (principalmente en los casos que incumben a Cotillard o Page) la película gana enteros.
Con toda probabilidad, y lo dejo aquí, la película del año. Por su reparto, por su guión redondo, sus reflexiones, la música de Hans Zimmer y su estupenda fotografía y efectos visuales. Ahora sólo nos queda mantener la fe en el próximo proyecto que tenga en mente el visionario de Christopher.



Nota: 9

lunes, 16 de agosto de 2010

Cuando no sabes si volver o esconder la cabeza bajo tierra


Ya estoy de vuelta.
En casa, en Bélmez.
Tengo deberes y muchas fotografías y recuerdos. E incertidumbre: pero confío en mí. Sé que el año no pasará en balde. No sé si un máster, otra carrera o un curso de lo que sea, pero lograré tirar del carro...

Aunque lo cierto es que ahora mismo sólo quiero volver a Bristol o donde sea en Inglaterra y recorrer los sitios de siempre y conocer gente nueva que me deje de piedra, beber pintas de Guiness o lagers en la calle... Visitar museos gratis, ir de tiendas (¡yo!) de segunda mano, de rastrillos, de mercados ambulantes. Viajar en tren con la mochila por compañera. Viajar...


Sirve un viaje de estos para aprender cosas en inglés, de acuerdo, pero también de la escuela de la vida, a poner los puntos sobre las íes, a determinar lo importante y lo estúpido, a discernir la paja del grano. Sirve también para darnos cuenta de lo equivocados que estamos. O de lo correcto de toda nuestra vida. Es tan difícil tomar decisiones tras tres semana al libre albedrío.

sábado, 10 de julio de 2010

3, 2, 1...

Nuestro propio cielo (2007) from Roberto Pérez Toledo on Vimeo.


Hoy os dejo este corto, que no tiene nada que ver con lo que quería contar, pero lo reservo desde hace un tiempo y hoy es tan buen día como cualquier otro para mostrároslo.
Hoy venía a hablar de otras cosas. ¿Habéis visto la serie de televisión Gravity? Rarísima, pero rara, rara. Va de un grupo de suicidas que, por suerte o por desgracia, fallaron en su intento de morir y ahora tienen que reunirse con un psicólogo en una de esas terapias tan de moda en Estados Unidos a lo "Suicidas Anónimos". Progresivamente vamos conociendo los casos de todos los implicados, cómo sus vidas se entrelazan y se hacen necesarias para los demás. Aún no la he acabado, pero me está encantando.


Total, suicidio. La Iglesia lo repudia (y van...). Lo repudia, supongo, porque supone la destrucción de una criatura de Dios, y magna tarea sólo le corresponde al Creador. Pero Dios crea y se desentiende. No nos deja escoger, y vale, no es cuestión de que todos nos tiremos por un puente, pero a veces la vida nos supera. En esas ocasiones, las personas más débiles y valientes pueden sucumbir y dar el paso, abrazar la muerte al dulce sueño eterno en la tradición de los románticos. Yo sería incapaz: me falta el valor y las agallas, las tripas y la sangre fría. Y en cualquier caso, si alguna vez decidiera dar el paso, supongo que no podría desangrarme en una bañera por eso de que autoinfligirme daño. No puedo ni pincharme la heparina, ¿cómo cojones sería capaz de cortarme la piel hasta llegar a las venas, rasgarlas y dejar que la sangre (con su manto caliente) fluyera hacia fuera?


¿Y vosotros? ¿Sois de los débiles, de los valientes, de los cobardes? ¿Valoráis tanto la vida que el acto del suicidio os parece una atrocidad? Yo, como en todo, considero que la última palabra la tiene en definitiva cada uno. Y no hablemos ya de eutanasia y temas más polémicos, pero si alguien está inconforme con su vida y opina que no quiere seguir luchando, quién soy yo para decirle: NO, de ningún modo.
Y os lo dice uno que lleva dos años luchando =)

lunes, 28 de junio de 2010

Promesas

Dice un personaje en La traición de Wendy que jurar está feo, pero que siempre están las promesas. Claro que si haces una promesa, la tienes que cumplir. Si no, te pondrás a la altura de la gentuza que jura y hace promesas que luego no cumple. Y eso sí que no...

Hace unos días, en vista de la desesperación que me provocaba una asignatura, dije que si la aprobaba, me raparía. Es decir, me cortaría el pelo al cero. Ayer me dieron la buena nueva y mi hermano llegó por la puerta y soltó: hoy toca trasquilarte... En principio me negué porque me lo tenía que pensar. Lo cierto es que llevo cuatro, casi cinco años dejándome crecer el pelo. Hace dos años, tras el infarto, me lo corté y desde entonces ha crecido salvaje. Mi idea siempre ha sido algún día dar el campanazo y pegarme el corte padre, el corte de todos los cortes, raparme hasta que se vean los músculos al pensar o masticar. Esta tarde, cuando venía a casa, lo he visto clarísimo: Jose, es algo que como no hagas con 22 años no harás nunca. Es más, llevaba días pensando en teñirme el pelo azul o verde en unas semanas cuando esté en Inglaterra para raparme justo antes de mi partida. De modo que era ahora o nunca. Lo he hecho, señores.
Se acabaron los años de melena rubia al viento, de cantidades ingentes de champú y mascarilla, de pelo en la boca mientras como o duermo, de molestias con el viento...
Me he convertido en Britney Spears...


La prueba, en unos días, cuando me instale al fin en casa. Tranquilamente.

viernes, 25 de junio de 2010

Decir adiós

Podremos licenciarnos en la ciencia que explica los misterios de las estrellas, su incesable combustión, su magnífico centelleo. Podremos explicar los símbolos tras el blanco y el negro y la luna en la obra de Lorca. Podremos explicar tantas cosas, hallar equivalentes en otros idiomas y exponer nuestro cuerpo a una actividad física exhaustiva y rizar el rizo de la raíz cuadrada de novecientos cuarenta y siete con veintidós al cubo, pero no lograremos dar con la alquimia adecuada, con la fórmula, la gramática exacta para decir adiós y no sentirnos muertos.


Quedarán atrás los paseos, el parque, la casa de Federico, el Parque de las Ciencias, las visitas, los conciertos, el videoclub, la Tertulia, las tapas, la 7 Pecados, las noches larguísimas, los exámenes, las traducciones, los diccionarios, los hospitales, el Lobos, el Bohemia, los dieciocho, los diecinueve, los veinte como un espejismo... y puede que me queden las fotos o los recuerdos, o esta certeza de que, nomatterwhat nomatterwhere, siempre estaréis ahí cuidando de mí. Eso me consuela. La vida no ha hecho más que comenzar, y hay que abandonar el útero.



Os dejo. De momento.

viernes, 18 de junio de 2010

Hoy

he hecho un examen en secreto.
se me ha roto el cargador del portátil.
he ido al concierto de Tulsa.
he sacado de la biblioteca Ensayo sobre la lucidez, El evangelio según Jesucristo y Caín.
ha muerto José Saramago.
me he tomado tres cervezas.

miércoles, 9 de junio de 2010

Fronteras (interludio)

Un señor que directamente merece no estar vivo, y el típico señorito que adiestra a niños. ¿Todo esto para qué? Para ampliar la franja que supone nuestras fronteras.



El chiste fascista de Bertín Osborne: Intereconomía educando a niños en la homofobia from Oscar Bilbao on Vimeo.

jueves, 3 de junio de 2010

Fronteras II


Porque las nacionalidades, los nacionalismos no generan más que conflictos. Vale que hay gente que necesita sentirse parte de algo. De hecho, no hace mucho yo mismo empecé a calentarme la cabeza con cosas en las que no solemos pensar. Me dije lo que explicaba el otro día, que sólo somos un punto en el tiempo el espacio, una insignificancia, nada. Un poro escondido en la arruga de un cuerpo de dos metros. Prácticamente nada. ¿Qué sucede si ese poro se tapona? Nada. La mierda saldrá por otro. Y tuve conciencia del concepto de infinito: no hay límites por arriba ni por abajo, ni por ningún lado, porque no hay arriba ni abajo ni lados… y me agobié. Porque si estamos en un lugar ilimitado, y creo que el ser humano no puede concebir el infinito, si estamos en ese lugar tampoco hay centro por mucho que nosotros nos creamos el centro de la existencia. Y somos tan pequeños, tan prescindibles. ¿Y de qué sirve entonces intentar nuestros logros, nuestras pequeñas batallas si somos tan imperceptibles? ¿Para qué preocuparme, para qué sufrir o tener nudos en el estómago debido a los exámenes o una carrera que sí, quiero acabar? ¿Para qué sirve el concepto de nación, si todos somos componentes de esa mota de polvo microscópica? Porque el hombre es malo por naturaleza. Es avaricioso y quiere poseer una tierra y poseer más tierra que el prójimo. Y si puede ver cómo su vecino muere de hambre, lo hará feliz, como si nada. Y enarbolará su bandera como si supusiera un mérito. Y hará competiciones en plan guay con los demás vecinos, ya sea una Eurovisión (mensajitos nacionalistas y pactos eternos mediante) o un mundial de fútbol, y la gente seguirá estos espectáculos como si cada victoria fuera suya.

Y esa gente seguirá imponiendo fronteras no sólo de carácter geográfico, sino moral y social. Determinarán qué está bien y mal, qué modas (horrible costumbre la de las modas) se deben seguir y cuáles descartar. Que si bien es cierto que la anarquía es una utopía adorable pero inviable, tampoco es cuestión de poner fronteras en todos los ámbitos. A mí nadie me tiene que decir lo que amar o leer o temer o hacer. Y a eso son muy, pero que muy dados los estadounidenses. Y el ejemplo que ponga será de lo más simple, pero eso será en la próxima entrega. Creo que ya he divagado suficientemente por hoy.

miércoles, 2 de junio de 2010

Fronteras I


Proyección de Peters


Mapamundi tradicional

Hay países con la historia relativamente limpia. Ahí están los británicos, cuyo gran borrón consistió en conquistar los nuevos continentes con el irremediable río de sangre. Pero el Mundo ya le ha olvidado eso. No perdonamos cuando el conflicto surge entre países civilizados, países que sólo quieren más territorio, más riquezas, más materias de un mundo finito. Y nosotros somos mocos y dependemos de una bola de plastilina que es el planeta. Y si reflexionamos un poco, sólo un poco, nos daremos cuenta de que sabemos, conocemos el mundo tal y como nos lo han enseñado. La sociedad occidental genera los mapas y la distribución de miles de países, y para ello emplean baremos completamente erróneos basados en la economía, en el desarrollo: así, tenemos que la reproducción cartográfica más fiel geográficamente hablando de la disposición y tamaño real se llama proyección de Peters, ya que en el mapamundi general se les resta tamaño a los países del hemisferio sur (en vías de desarrollo, los que no cuentan…). En definitiva, no tiene sentido creer en el tamaño de los países. Es absurdo, ya que incluso un tema tan objetivo da lugar a percepciones sospechosas que no son más que decisiones de gente que necesita aferrarse a algo, porque si no se desesperarían. No solemos pensarlo, pero España está en el hemisferio norte porque la humanidad se desarrolló en esta zona; conforme se descubrían mayores territorios, se iba ampliando el mapa. Más adelante, cuando gracias a la Iglesia descubrimos que el planeta era ‘esférico’, seguimos catalogando. Si partes la naranja por la mitad, es decir, arriba y abajo hielo, pues buscamos el centro. De las dos medias naranjas la nuestra se llama norte porque nosotros, los civilizados, los que tenemos la Historia, nacimos aquí. La mitad sur les corresponderá a los que andan con la cabeza hacia abajo. ¿Pero y si la civilización, el origen del hombre se hubiera desarrollado a partir de Perú, por ejemplo? Latinoamérica estaría en el centro de nuestros mapamundis, que serían boca abajo. Viviríamos en lo que ahora llamamos Hemisferio norte cuando, en realidad, si el universo es infinito y está en continua expansión, no existen norte ni sur ni este ni oeste, sólo un punto que se pierde en la negrura del universo tratando de leer el brillo de estrellas que murieron millones de años atrás. Pero bueno, lo de catalogar, lo de poner barreras está muy bien. Mañana más y mejor.

lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King