"Sí, quiero", dijo ella. "Quiero pasar a pertenecerte, dejar de lado mi voluntad. Quiero que tú y tu familia me anuléis, me uséis e impongáis vuestras creencias. Quiero dejar de ser la que he sido hasta ahora: que no me guste la música de siempre, que me digan los libros que puedo leer y qué películas ver en el cine. Quiero que me obligues a vestir como a ti te venga en gana, porque junto a ti soy dichosa, junto a ti todo es perfecto. Nuestro amor es único y por él daré mi vida. Sí, quiero, insisto, quiero convertirme en incubadora, en habitáculo de tu sexo y tu semen. Sí, quiero tener diez hijos y sonreír poco, porque sonreír está de más. Porque quien es feliz es injusto con los demás, porque quien es feliz no tiene en cuenta al pobre de espíritu. Sí, quiero saber que esta cruz pesa más que mi corazón, que tu alianza es una cadena de hierro macizo. Sí, quiero cortarles las alas a mis sueños y no viajar más ni conocer gente nueva ni querer a otro hombre que no seas tú. Porque eso es compromiso, eso es amor y es inevitable e inexplicable. Sí, quiero hacer de tus proyectos mis proyectos porque nunca sabré volar sola, ya te encargarás tú de que olvide cómo se hacía. Sí, quiero morir en vida y empezar hoy mismo. Sí, quiero que tus amigos sean mis amigos y que los míos desaparezcan. Sí, quiero. Sí, quiero. Sí, quiero".
2 comentarios:
Verás que no suelo comentar. Hoy no he podido resistirme.
Tan cierto como absurdo, pero lo has tratado tan tan bien...
Sigue por ese camino hacia arriba
Yo todo eso lo escribiría y lo quemaría para que nunca pasara
Por cierto, me encanta Y., aunque me gusta más "no más llorá"
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