And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.
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sábado, 28 de agosto de 2010

Hay que ver lo poco que nos gusta cumplir años

Ya 23.
No me gusta el número, pero eso está bien.
Me parece justo; me parece justo porque cuanto menos me gusta el número, mejor parecen ir los años. También me sucede con los años "naturales", aunque acierto más a menudo. 2010 me gustaba desde un principio, y de momento está colmando mis expectativas. Ya he dicho en más de una ocasión que no soy una persona muy de cumpleaños, ya que como el mío es en agosto solía coincidir con las vacaciones de todo el mundo y las celebraciones se convertían en algo eminentemente familiar (y, por ende, aburrido). No obstante, desde hace unos años esta tónica ha cambiado: parece que hay más gente a la que le importo o que las comunicaciones y las redes sociales nos dan una tregua en ese sentido y sirven para borrar nuestro ego. Nos felicitan más y más. Nos llaman, nos escriben mails, sms, mensajes, comentarios... todo. Yo tengo la suerte de recibir de vez en cuando alguna carta o postal, y por mi cumpleaños no ha sido menos. Este año mi cumpleaños no fue un gran día: el 9 de agosto fue lunes y yo estaba aislado en un pueblo a las afueras de Granada. Después de todo, había vuelto de Bristol un día antes y a punto estuve de quedarme a dormir en la estación de buses de Madrid. Todo pintaba muy feo en principio. Luego todo fue igual de mal, aunque al menos pude escapar de las garras de Madriz.


La cuestión es que no me importó demasiado no celebrar el cumpleaños por varios motivos: compramos tarta brownie de Carrefour (os la recomiendo muchísima: es barata y deliciosa) y ya lo había celebrado con gente importante. Lo esencial de las fiestas sorpresa es el factor sorpresa. En esta ocasión la fiesta fue cuatro o cinco días antes de mi cumpleaños real. Pero había globos, y tortilla de patatas, y tarta de chocolate, y amigos. Gente increíble que, tras conocerme por dos semanas o menos, decidieron hacerme esta fiesta sorpresa con tarjeta y regalo y esas cosas que se dicen. Es la segunda vez que me hacen una fiesta sorpresa: la última fue hace 2 años y me la celebraron en octubre, de modo que no me la esperaba para nada (con el conque del ictus no pude celebrarlo en agosto y mis amigos decidieron celebrarla entonces), así que fue otra situación estupenda.



La vida no ofrece grandes cambios, aunque aparentemente mucho haya cambiado en este tiempo. Probablemente seguirá sin gustarnos cumplir años, pero sabremos que las cosas cambian con el tiempo, seremos más conscientes de todo. No quería hacer este año otra reseña, otro recuento, otro vistazo al año que se va y que deja grandes cosas. Puede que el año que viene, sí...

lunes, 16 de agosto de 2010

Cuando no sabes si volver o esconder la cabeza bajo tierra


Ya estoy de vuelta.
En casa, en Bélmez.
Tengo deberes y muchas fotografías y recuerdos. E incertidumbre: pero confío en mí. Sé que el año no pasará en balde. No sé si un máster, otra carrera o un curso de lo que sea, pero lograré tirar del carro...

Aunque lo cierto es que ahora mismo sólo quiero volver a Bristol o donde sea en Inglaterra y recorrer los sitios de siempre y conocer gente nueva que me deje de piedra, beber pintas de Guiness o lagers en la calle... Visitar museos gratis, ir de tiendas (¡yo!) de segunda mano, de rastrillos, de mercados ambulantes. Viajar en tren con la mochila por compañera. Viajar...


Sirve un viaje de estos para aprender cosas en inglés, de acuerdo, pero también de la escuela de la vida, a poner los puntos sobre las íes, a determinar lo importante y lo estúpido, a discernir la paja del grano. Sirve también para darnos cuenta de lo equivocados que estamos. O de lo correcto de toda nuestra vida. Es tan difícil tomar decisiones tras tres semana al libre albedrío.

domingo, 18 de julio de 2010

Y se va, se fue...

Eso canta Bebe. Bebe es una mostrua que se ha marcado un discazo, pero nadie le echará cuentas porque ya no la pinchan en los Cuarenta a diario.
De todos modos, yo no venía a hablar de esto. Voy a hablar de los días, de la aventura, de los sueños... De que Blanquita está dormida a mi lado de la cama y de que mañana comienza todo: me voy a Bristol con dos compañeros: mi mp3 y mi Olympus (con dos tarjetas de memoria) y muchos planes: vivir la vida británica hasta desfallecer, visitar el Tesco o el Sainsbury's y llorar mucho. LLorar de alegría porque será como volver. La última vez que pisé Reino Unido fue en Bristol, junto a una de las personas que más quería antes de que me echara de su vida. Creo que no lo superaré. Soy un romántico.
Pero veré a otras de las personas a las que más quiero: Belén y Eleanor, si todo va bien... Aunque no tengo dinero, pero no me importa comer poco. Tengo alojamiento y las clases pagadas, y debo viajar. ME lo debo.
Nadie en el mundo puede hacerse una idea de las ganas que tengo de viajar después de hace dos años, cuando sobrevolé toda la Península desde la camilla de un avión clínico. Ahora las perspectivas son distintas: no me llevo a nadie bajo mi responsabilidad y no tengo miedo al lugar, al idioma, al qué pasará...
Nos vemos en 3 semanas ;)

Me llevo esto en la maleta

lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King