And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.

sábado, 31 de octubre de 2009

In Treatment (Spanish version)

In Treatment es una osadía a la estupidez que se le presupone a la tv hoy en día. Se trata de la adaptación del formato israelí Be tipul en el que vemos cómo un psicólogo (Paul) trata a un paciente cada día, con los problemas que se derivan en su familia y su estabilidad emocional, hasta el punto de que cada semana él mismo debe acudir a terapia con una antigua colega (Gina). Propongo un casting para la versión española de esta imposible adaptación ahora que se han anunciado las adaptaciones para la televisión portuguesa y francesa. Obviamente, el proyecto sólo podría funcionar en La 1 de TVE; en cualquier otra cadena no llegaría a la mitad de temporada. Allá voy, pues. No me escupan:

Paul: Imanol Arias, Miguel Ángel Solá o Pep Munné
Creo que los tres son actores que han probado sobradamente su buen hacer en drama sin necesidad de aspavientos ni actuaciones excesivas. Además, siendo como es quien lleva el peso de la serie, es importante que este señor tenga carisma de cara al público.

Gina: Carmen Maura, Concha Velasco, Blanca Portillo
Una mujer más madura y curtida en la interpretación. Si bien Blanca Portillo es quizás demasiado joven para este papel, sus buenas dotes interpretativas pueden suplir esa supuesta juventud. En cuanto a Maura y Conchita Velasco, ambas han probado que, cuando se ponen serias, no hay nadie que les alce la voz.

Kate: Adriana Ozores y Alicia Borrachero, Aitana Sánchez Gijón
La esposa de Paul debe tratarse de una buena actriz, ni muy mayor ni muy joven, madura pero aún con cierto punto sexy que pueda hacer sombra a la gran Laura. Adriana Ozores es una de las mejores actrices españolas ever. He dicho.

Sophie: Ivana Baquero o Nerea Camacho
Tras pensar y pensar, en nuestro país carecemos de buenos intérpretes asolescentes (no, los modelos de Física o química/El internado no cuentan), así que no tenemos más que echar mano de las niñas precoces de nuestro cine. Nerea Camacho es muy joven y no ha demostrado aún si lo suyo fue un golpe de suerte, pero Ivana Baquera ya está curtiéndose en el cine americano junto al gran Tim Robbins. Ahí es nada.

Alex: Willy Toledo, Sergio Perís Mencheta o Félix Gómez
Un tipo de cuarenta años, atractivo y vanidoso, fuerte y simpático que pueda reflejar la culpa sin poner siempre el rostro compungido. A quien diga que de Al salir de clase no salió nada bueno habría que preguntarle si todos los días surge una cantera de actores jóvenes que componen una generación al completo.

Amy: Manuela Velasco o Verónica Sánchez
Una mujer de treinta y tantos, no muy exuberante ni discreta. Una mujer normal, eso es cuanto buscamos, con un punto de mala leche. Creo que estas dos jóvenes se merecen una garantía.

Jake: Víctor Clavijo o Félix Gómez
Cierto, siento predilección por estos actores, pero Clavijo se salía en el film 3 días y Félix Gómez, para qué negarlo, es un muy buen actor.


Laura: Lucía Jiménez o Leonor Watling
La verdad es que esa mezcla de sensualidad y peligro son características propias de Lucía Jiménez, que puede parecer a la vez peligrosa e indefensa, frágil. Leonor Watling ya es más mayor, pero se trata de una debilidad personal...

Mia: Nawja Nimri o Leonor Watling
Abogada estirada con mucho que reprochar. Cuarenta años, atractiva y recelosa, insisto en lo de estirada. Después de ver a Nawja en El método no podemos más que decir: esta tía puede.

Oliver: Bárbara Meier
En España no tenemos buenos niños actores, ¡mucho menos niños actores gordos! La única actriz infantil decente que he encontrado se llama Bárbara Meier, ante todo naturalísima, que es cuanto requiere el papel. La vimos en la serie de una temporada Desaparecida como hermana pequeña de la joven eso mismo, desaparecida. Habría que introducir algunos cambios de guión, pero eso es todo.

Walter: Manuel Alexandre/ Alfedo Landa/ Fernando Fernán-Gómez

La elección idónea sería Fernán-Gómez, pena que falleciera hace dos años. Si Alfredo Landa estuviera lúcido podría ocuparse de ello, pero no queremos que se repita el número de los Goya. Así pues, el único (y buen) actor que se me ocurre es Manuel Alexandre.

April: María Valverde o Manuela Vellés
Una veinteañera que las pasa putas debe ser una actriz muy versátil y entregada. Estas dos dan el perfil y, con una buena dirección de actores, harían la trama suya.

Sólo un inciso, y es que metería a Luisa Martín y a Carmen Machi donde fuera porque son dos actrices como dos soles.

martes, 27 de octubre de 2009

Realidad encarnizada

Cuando todo parecía acabado, cuando ya estábamos convirtiéndonos en un manto en el que no podíamos arrojar las lágrimas, cuando a Merceditas se le habían olvidado las ocurrencias, cuando a Vasile se le venía el mundo encima porque sus programas pútridos habían dejado de funcionar, cuando la pública mandó la publicidad al carajo y dos nuevas abrieron un boyante panorama televisivo, entonces llegó la realidad.
¿Harto de saber si Mercedes Milá se vestirá de nabo o de pepino en la próxima publicidad? ¿Ya te has olvidado de La casa de tu vida? ¿En OT sólo entran chonis y gallitos? ¿Está el futuro de la telerrealidad en la cuerda floja?

Pues nO! No, porque hay dos programas que han removido los cimientos del formato. Pasemos a hablar de cada uno de ellos:


PEKÍN EXPRESS. Ya estamos de lleno en la segunda temporada del reality bandera de Cuatroº (con el permiso de Fama, ¿talent show? ¿en serio?) y no entiendo varias cosas. Que el título sea éste cuando la meta es la India: han intentado remedar el problema con el subtítulo “La ruta del Himalaya”. Tenía sentido cuando tenían que llegar a Pekín, pero bueno… como ahora salen de ahí les daremos un pase. Lo que nos gusta, ahora que se prodigan tanto los españoles por el mundo, andaluces/ gallegos/ castellanoleoneses por el mundo, callejeros viajeros, estudiantes en el extranjero… es descubrir nuevos países y culturas para descubrir lo hijos de puta que somos, y es que los concursantes son insoportables (más que los acomodados canis de Gran Hermano) y nos han dejado alguna frase antológica (“a mí me llega un chino a mi casa y me dice que si se puede quedar a dormir y le digo: te vas a comer un mojón”) y algún momento que ya no podremos olvidar. Con sus parejas imposibles: jubilados deportistas, amigos rurales, los chérifs de Coslada, pareja urbana, los Juanes (feos!!! pero feos, feos), los gays streapers, los hippies que duraron un asalto… Pero yo, al igual que toda la audiencia, me quedo con las malas malísimas y odiosas madre e hija vascas, Meritxell y Alazne (aka la Ratita y su puta madre). Y es que si hay alguien insoportable, es esa cría estúpida (todo un portento de casting). Nada que ver con las víboras que han ido pasando por Telecirco: es maleducada, caprichosa, competitiva como la que más, estúpida… vamos, un caso. No sé quién ganará ni me importa, sólo sé que por ver el guantazo que se llevó el otro día Alazne ha valido la pena seguir el reality. Además, hizo máximo en la noche dominical de Cuatroº (no, no petó la audiencia, pero esto no es algo nuevo…). Si en la anterior temporada tuvimos a una enferma de cáncer, en esta tenemos a un cáncer de persona. Mucho mejor, dónde va a parar. El movimiento ha llegado en oleadas a Internet, donde es fácil encontrar montajes con el bofetón de la pija Silvia a Alazne, grupos en Facebook con la consigna de “Yo también odio a Alazne de Pekín Express”. Espectáculo puro y duro.




EL INTERCURSO DEL 63. ¿Qué podría mejorar el degradante espectáculo que es Gran Hermano? Un Gran Hermano con niños… pero no, los niños no se pueden utilizar para estas cosas. Pues algo intermedio, adolescentes hormonados canis. Sí, es perfecto! Pero no, porque no difiere de la casa que todo lo vigila. ¿Y si los metemos a estudiar puteados? Anda, pa puteado como me tenían a mí los curas… Pero eso sería en los sesenta. Pues ahí lo tenéis, nos llevamos a los canis hormonados a un internado en los 60, y puesto que aún no sabemos viajar en el tiempo no nos queda más que recrearlo. En eso consiste Curso del 63, la revelación de la temporada en Antena 3, que tras sus numerosos fracasos con los realities (El Bus, El castillo de las mentes prodigiosas, Supervivientes, La granja…) ha dado con la clave gracias a este programa donde actores hacen de profesores severos y estirados y se dedican a hacerles la vida imposible a los niñatos. Hacerles la vida imposible= civilizarlos. Total, que el programa está arrasando entre los jóvenes y los que no lo son tanto. Lo intentaron vender (tal y como hicieron con GH) como un experimento sociológico que pudiera dar lugar a un debate acerca de la educación in Spain (is different), y debates están dándolos, muchísimos y muy divertidos. Yo voy a muerte con Alex, el rubito que es un gay de nueva hornada, de estos modernos que pertenece a una tribu urbana. Me río mucho con una a la que en casa llamamos la Cletus porque habla como Cletus de los Simpson, y con Ana Julia, que se define como “una cabra loca”. Y tonta, y tonta, y tonta! Qué gran espectáculo éste. Las críticas han surgido desde todos los ámbitos: los profesores son actores, y no demasiado solventes (sobre todo en las primeras emisiones), no hacen ni mención a la Iglesia ni a Franco cuando en los colegios de los 60 eran el pan de cada día, se trata de un centro mixto (ja! lo que os decía, hormonas). Sus padres, los mismos que los han malcriado, comentan lo bien que les viene la disciplina. Lo que no entiendo yo es cómo una tía con 16 años se pilla una rabieta porque le cortan las extensiones o le dan unos pantalones para vestir en el guateque o le quitan un peluche O_o El programa ha funcionado por una suma de circunstancias que Antena 3 no logrará repetir en muchos años, pero se aferrará a esto como Cuatroº a sus bailarines.

lunes, 19 de octubre de 2009

¡Ágora!


S. IV d. C. Egipto bajo las fuerzas del Imperio Romano. Hombres y mujeres gozan de respeto y relativa igualdad. En Alejandría destaca una mente especialmente brillante, Hipatia: mujer, profesora, matemática, astrónoma, filósofa, científica, mujer. Cierto, Ágora se trata de una película feminista, pero no sólo eso. Es un biopic, un peplum, la Historia de una ciudad donde conviven con sus más y sus menos varias religiones: paganismo romano y egipcio, judaísmo y una que está empezando a crecer, el cristianismo. Alejandría albergaba dos maravillas del pasado occidental: su Faro y su Biblioteca (lugar, además, de culto a dioses paganos).
________Amenábar compone un mosaico complejo por lo ambicioso del proyecto, y es que quiere contar la lucha de religiones (“homo homini lupus”), la historia de una ciudad, y a su vez convertir en heroína a una mujer casi desconocida para el gran público.
________El reparto está a la altura. Rachel Weisz, Max Minguella, pero no destaca un eje de aúpa como sucedía con Bardem en Mar adentro o Nicole Kidman en Los otros. O Ana Torrent o Eduardo Noriega. Pero Rachel Weisz logra que empaticemos rápido con su personaje. Como persona es guapa e inteligente. Como actriz, un monstruo curtido en teatro (El jardinero fiel). Ahora vienen algunos y dicen que es maniqueo el hecho de que Hipatia no envejezca a lo largo del metraje, y yo les diré que esto es un recurso tanto poético como narrativo: esta Hipatia insenescente logra que el espectador no se distraiga con los progresos del látex y maquillaje en detrimento de los acontecimientos narrados; y qué demonios, si yo tengo una actriz de la talla de la Weisz no le lleno la cara de polvos y plástico. La idea de que una mujer estuviera a la altura de los hombres y sirviera de consejera a un prefecto romano nos seduce.
________Nos horroriza la guerra. En una sociedad en la que la religión queda cada vez más en segundo plano, nos horrorizan los asesinatos en nombre de la fe, las guerras santas (bendita ambivalencia) y echamos pestes del fundamentalismo islámico. Así pues, en la película mueren cristianos, paganos y judíos en unas batallas muy físicas, de cuerpo a cuerpo, de metal romo contra el hueso, de muertes por las heridas mal curadas. Pero el malo es el cristiano. Amenábar, agnóstico confeso, parece incómodo con su pasado como cristiano, y se ceba. Se ceba con saña. Para mí está bien, de acuerdo, pero habrá gente a la que le pueda ofender. No obstante, no hay que olvidar que esto es ficción, señores, y la Historia, las biografías de los alumnos de Hipatia respaldan los hechos narrados en la película. El fundamentalismo cristiano existió por mucho que hoy nos quieran hacer ver que esto no fue así. La destrucción de la Biblioteca de Alejandría, banco de conocimientos de todo Occidente y el asesinato de Hipatia (una muerte probablemente menos poética de la que nos muestra el director, enamorado de su personaje) por motivos religiosos son hechos dolorosos.
________En cualquier caso, hay que aplaudir a Alejandro Amenábar por realizar una película entretenida y a su vez didáctica, por conjugar espectáculo clásico con atrevidos ejercicios formales, por medir cada plano, enseñarnos la degeneración de una sociedad ante la inevitabilidad de los fanatismos y por llenar las salas de cine (una vez más). Un pero es tener que haber usado esos tintes folletinescos para dar otra dimensión al personaje de la astrónoma, cuando lo cierto es que murió virgen, ya que, aunque no le faltaron pretendientes, hizo de su “carrera” su vida personal.
________Cierto que Ágora no es la sobresaliente Mar adentro por su complejo juego entre intimista y épica, pero nos da a conocer a una mujer excepcional y nos da una lección de Historia. Hay que ponerse de pie ante el minucioso trabajo de ambientación: al director ¿madrileño? no se le ha ido la pinza a sabiendas de que ésta es la película española más cara de la historia con sus 50 millones de presupuesto. Eso sí, es algo fría. Como he dicho, no es perfecta. Pero tiene dos pasajes que ponen el vello de punta. La destrucción de la Biblioteca (como escritor, me emocionó-dolió profundamente) y el desenlace.

Nota: 8

viernes, 16 de octubre de 2009

Dublineses


O “Los hombres que estremecían a las mujeres”, según los suecos. Voy a hablar de dos cantantes, ambos buenísimos, ambos irlandeses, que comparten no pocos puntos en común. Pero no os voy a hablar de recomendaciones de discos o cosas así. Voy a hablar de cada uno tal y como yo los conocí, que me parece el mejor modo de conocerlos. El primero, por decir uno y seguir mi peculiar cronología, es Damien Rice. Un día, hace tres años, buscaban en un foro de escritores la canción más triste que existe (¡hala, los escritores son unos tristes!) y alguien había propuesto una tal Elephant de un tal Damien Rice. No sabía de qué hablaba, pero la primera vez que la oí me llegó donde llegan pocas cosas. Después descubrí que la canción más triste de este señor es Accidental babies, de su segundo disco de estudio,
9 (2006).


Y que el primero se llamaba 0 (2002) y contenía maravillas como una canción que acaba con una voz soprano (Eskimo) o Cannonball, de la que aprendimos cosas cursis, de acuerdo, pero perfectas en su cursilería: “las piedras me enseñaron a volar, el amor me enseñó a mentir, la vida me enseñó a morir”. Y si este disco inicial contenía duetos, 9 parece un disco ideado para lucimiento de Damien y de la chica que le hacía los coros, Lisa Hannigan. Cuando dos meses después de oír por primera vez Elephant fui al concierto de fin de gira del hombre, no había ni rastro de Lisa. Su relación había acabado y Damien Rice sabe defenderse muy bien por sí mismo en un escenario. Se vuelve roquero, simpático, divertido y de su boca no sale una voz, sale un torrente. Qué portento. Y echadle violoncelos, guitarras, baterías, violines, piano… Mientras esperamos su ya grabado y anunciado tercer disco, podemos consolarnos con los temas que ha sacado a modo de single (imposible no mencionar su Unplayed piano, dedicado a Aung San Suu Kyi, ganadora del Nobel de la Paz, que vive bajo arresto en casa desde 2002 por apoyar a la oposición birmana contra la dictadura), o con otro dublinés de pro: Glen Hansard. Hace dos o tres años, también, el Oscar a la mejor canción lo ganó una modesta producción irlandesa (el musical Once, para más señas) gracias al tema Falling Slowly, un dueto precioso de Glen y su partenaire, la checa Markéta Irglová. Ambos ya habían cantado juntos en la banda irlandesa The Frames (Damien Rice era a su vez vocalista de Juniper), donde se desarrollaron algunas de las canciones del musical. Glen es más feo que guapo, pero en su papel de busker nos enamora con la primera canción que se atreve a cantar con nocturnidad y alevosía, Lies (de nuevo música de chico atormentado, e insisto, para nada impostada esa actitud). Empieza, como Rice, casi todas sus canciones a capella y acaba gritando entre guitarras y pianos desatados. También se atreve a reírse un poco de sí mismo con temas como, y atentos al título, Broken Hearted Hoover Fixer Sucker Guy. Pero si hay alguna canción que valga la pena ésa es Say it now, un grito desesperado para poner fin a una película que no es original, pero tiene números musicales de los que uno no se puede despegar como se quita una calcomanía. En cualquier caso, si os gusta el rollito cantautor, el rollito melancólico, la MÚSICA como tal, no dejéis pasar la banda sonora de esta película. Vale la pena comprarla, como valen los dos discos de Rice (con sus cubiertas en cartón con dibujitos preciosos en los libretos) o, ya que seguimos con los dublineses, vale la pena la mitiquísima Sinéad O’Connor. Si alguien tiene algo que objetar, say it to me now.

martes, 13 de octubre de 2009

¡Asaltemos Woodstock!


Pongámonos en antecedentes. El mayor festival de la Historia (con rostros como Janis Joplin, Santana, The Who, Joe Cocker, Jimi Hendrix…) quedó perfectamente reflejado en el documental homónimo Woodstock 69 de Michael Wadleigh, con el mismísimo Scorsese de ayudante, que ganó el Oscar en su categoría. Ang Lee vuelve de su dramón – western homosexual, denostado y olvidado por el puritanismo hollywoodiense, Brokeback Mountain (snif snif), y en este caso nos cuenta la historia no oficial del festival del 69 en clave de humor. Por supuesto, las expectativas eran altas, la película fue seleccionada en Venezia y San Sebastián.

¿Funciona Destino:Woodstock? Funciona, sí. Porque aunque uno pueda entrar en el cine con ganas de ver a todos esos rockeros legendarios en plena actuación, no es lo que vamos a ver. De hecho, la historia pasa por lo alto todo el concierto y se centra en las vidas del joven Elliot, sus padres y los vecinos del pueblo donde se celebró el festival. ¿Pero qué hace que funcione? Más allá del protagonista (Demetri Martin), que hace un trabajo irreprochable, aunque él no es el blanco de la parte cómica sino de la revelación, del cambio que impone el espíritu Woodstock, el bicho al que el público observa evolucionar ante lo que se le viene encime. No obstante, se rodea de un enorme elenco de secundarios descojonantes, empezando por una inmensa Imelda Staunton (¿Vera Drake nos hará reír? Os lo aseguro), pasando por Henry Goodman, Eugene Levy, Emile Hirsch, totalmente entregado en su papel de hippy de espíritu, hasta un colgadísimo Paul Dano, que nos entrega una de las partes más entrañables del film. Atentos al número del teatro y a cada aparición de Liev Schreiber como Vilma. Impagable.

Os cuento la historia: Elliot trabaja en el hotel de sus padres; se encuentran hasta las cejas de deudas, pero el espíritu emprendedor y optimista del joven no se amilana ante ningún obstáculo. En otra parte, la ciudad que va a acoger el festival se echa atrás en el último momento, pero da la casualidad de que Elliot y uno de los organizadores del evento estudiaron juntos, así que el joven aprovecha la situación y, tras no pocas desavenencias, logran que Woodstock ’69 sea una realidad en ese pueblecito desconocido al que comienzan a afluir/ peregrinar/ocupar cientos de miles de asistentes, en su mayoría hippies con ganas de dar a conocer su mensaje de paz y amor a la humanidad a través del arte, en este caso la música.


Música que, más allá del festival, inunda la película en los instantes oportunos, donde podemos encontrar las notas lejanas de cualquier participante del concierto hasta un vinilo de Judy Garland. Música que transporta ese mensaje, sí, pero que ante todo cautiva al espectador hasta hacerlo partícipe de uno de los instantes más culturales más determinantes de la Historia: no olvidemos las protestas por Vietnam, la defensa del maoísmo y, en definitiva, la proclamación de que la igualdad, de que la paz es el único camino. Cabe mencionar las múltiples referencias gay que planean sobre toda la cinta, algunas meros matices de actuación, otras toda una declaración de intenciones. En los sesenta y setenta, recordemos, la comunidad hippy predicada el amor libre, cierto, pero ante todo predicaba con el ejemplo.

¿Cuál es el mayor acierto de la película? Sin duda, su planteamiento anacrónico; me explico: vale que la película está ambientada en agosto del 69, pero tiene esa presencia atemporal que hace mucho a su favor, porque no parodia otra época u otros valores; al contrario, los aproxima y los incorpora al servicio de su trama. Porque aquí de lo que se trata no es de documentar el festival, sino de utilizarlo como trasfondo para narrar las peripecias de los que hicieron posible en la sombra que todo aquello triunfara. Acompañaremos a Elliot y a su familia en esa aventura que supuso proporcionar servicios a medio millón de personas (otro millón se perdió el festival debido a las mastodónticas filas de coches, que llegaron a colapsar la autopista por primera vez). Reiremos, maduraremos, aspiraremos a ser algo más, cambiaremos y sobre todo desearemos poder viajar en el tiempo y sumergirnos en el barro entre los hippies, la droga, la música, las furgonetas Volkswagen y los secretos de una familia que pueden ser los secretos de todas las familias.

En pocas palabras, una comedia, sí, pero una comedia con muchas lecturas, donde le director deja su impronta arriesgando a nivel visual, mezclando ese aspecto indie con fragmentos de puro documental de propia cosecha. Y sí, nos hará reír y nos hará emocionarnos cuando deba sin llegar a empalagar. En pocas palabras, yo la considero todo un acierto. Vayan a verla.

Nota: 8

sábado, 10 de octubre de 2009

MEME: Series que sigo 2009-2010


Buff, yo este año me propuse llevar menos series al día, pero al final ha resultado ser el año que más "tiempo libre" tengo, así que me he lanzado al ruedo y me han convencido demasiadas nuevas. Éste es mi calendario:

NUEVAS

-Bored to death (le pega mucho a HBO y ya se echaba de menos un producto medianamente gafapasta e indie)

-The Good Wife (aún no he podido ver el piloto, pero me encanta la actriz prota, las series de abogados y parece que muchos le dan el aprobado)

-Modern family (el punto de partida tiene miga, el piloto me divirtió y, pese a que me esperaba un truño, me ha convencido muy positivamente)

-Glee (sobran los motivos: Ryan Murphy vuelve a un instituto, en este caso con musical incorporado; las tramas que van despuntando prometen, las audiencias son buenas y soy demasiado cómodo como para arriesgar -ya tengo el cupo cubierto con Dollhouse-)

-Flashforward (con ésta hago un inciso, y ya que Cuatroº ha apostado tan fuerte por ella, por dos semanas la sigo en la tele).


LAS DE ANTES

-Dollhouse (porque ahora que ha arrancado con su vena más filosófica creo que al menos intentaré ver cómo le dan una muerte medio digna; total, una temporada más o menos... y los dos capítulos hasta la fecha han elevado el listón).

-Fringe (ya que vi el piloto y los derroteros cienciaficticios por los que se mueve esta temporada, la heredera de Expediente X se merece este pase...)

-How I met your mother (es la única comedia que llevo al día y me siento orgulloso de seguir al menos ésta; además, cada vez falta menos para conocer a la madre y Robin cada vez es más y más mejor)

-Medium (yo, que he tachado de insulsas a las procedimentales mil y una veces debo en esta ocasión cerrar el pico y gritar en voz alta que la familia DUBOIS ES DE LO MEJORCITO DE LA TV, y que Patricia Arquette me encanta, y que tras la season finale de la pasada, como pa no seguir ésta...)

martes, 6 de octubre de 2009

Días de cine


No voy al cine porque es un vicio demasiado caro. Ésta es la excusa que utiliza mucha gente en España para no llenar las salas de cines que (y esto es una pena) cada vez son más parecidos entre sí. Cierto, en España el cine es carísimo, en los últimos años el precio ha ascendido en un 40% (una barbaridad), mientras que en otros países como Italia o Alemania, aunque ha subido también, lo ha hecho por debajo del 5%. Es que claro, la entrada 5 y pico, 6 + refresco + palomitas grandes= al final se te van casi 15 euros por ir al cine.
Vayamos por partes: hoy en día existen descuentos en cine (entre semana, claro) para los menores de 30 años con carnet joven y para los jubilados con carnet de jubilado. Así pues, nos queda en medio un sector de público potencial de entre 30 y 60 años, más o menos. Como bien sabemos, el público ideal es el comprendido entre los 15 y 30 años: disponen de mucho tiempo libre, van en grupo y consumen. Si estos van, la cosa funciona. En los estados juntitos el precio del cine parece ser que está tirado, la gente va en avalancha y así logra funcionar la industria de los sueños (se retroalimenta)

El negocio del cine
La entrada es lo de menos. Palomitas. ¿Cuánto cuesta el maíz? Una miseria. ¿A cuánto venden las palomitas en el cine? ¿A 4, 5, 6 leuros? Refrescos: el más pequeño, una cocacola de grifo con medio vaso de hielo, no te baja de 2 euros. Si subes de tamaño, los precios se disparan. No se te ocurra mirar los lacasitos o patatas fritas, que doblan o triplican el precio de venta al público en supermercados. La máxima del dueño de una cadena de multicines es: compra y multiplica, pon en la puerta a un tipo con cara de “gorila de discoteca” y así parecerá que están infringiendo la ley por entrar comida al cine, tu cine. Conoce tus derechos: puedes entrar con una lata de cocacola de menos de 40 céntimos, con una cerveza, una bolsa de patatas o cualquier aperitivo. No te pueden decir nada. Hombre, está feo que entres con pipas por dos razones: haces ruido y lo pones todo perdido.

Tipo de cine
Dado el auge de los multicines, cientos, miles de salas de cine han cerrado en todo el país. En Granada, sin ir más lejos, hace dos años yo iba al Aliatar a ver pelis de Jarmusch, vi Match Point, bastante cine independiente. Ahora hay una tienda de ropa y una discoteca (otra). Eran el reducto del buen cine en vista de que los multicines sólo apostaban por el cine palomitero, que a partir de ya conoceremos como
Cine obvio: para borregos, no es que sea de mala calidad. De hecho, puede ser de calidad excelente, pero está tan masticado y procesado que puede llegar a cualquier tipo de público. Aquí entran desde Transformers hasta Revolutionary Road. Se trata del cine por el que los multicines matarían.
PERO luego tenemos el cine para sibaritas, el cine por el que tienes que esperar dos o tres años desde su estreno para que llegue a las salas españolas (si llega), mal distribuido, doblado y en salas contadas en semanas contadas. De estas películas, como decía, se encargaban hasta ahora los cines de barrio, salas únicas o dobles que apostaban (o apuestan, los supervivientes) por el cine denostado: europeo, independiente, español… Este cine tiene un público más reducido, de nivel socio-cultural medio-alto, que está dispuesto a gastar dinero en cine como inversión en cultura, no mero ocio. Y se lo pueden permitir, lo cual es importante. Son los espectadores que van hasta una vez a la semana. Algunos multicines pequeños no tienen más que apostar por este cine, como hace en Granada Multicines Centro, donde no es difícil ver películas que aguantan en pantalla mes tras mes a pesar de que no son muy taquilleras.

Total, creo que el problema del cine en España, más allá del precio abusivo, es que la gente no se lo plantea como cultura sino como simple entretenimiento. No obstante, como he comentado antes, ir al cine no tiene por qué resultar tan caro. Con carnet o acogiéndose a alguna promoción (muchos cines tienen convenios con bancos y páginas web), comprando una tarifa plana mensual (hay cines, pocos, que disponen de este servicio), la entrada puede salir a 4, 4-5 euros. Si llevamos la bebida y las palomitas de casa (fea costumbre ésta de comer en el cine), el cine nos puede salir por poco más de 5, 6 euros. Digo yo que es un precio asequible para ir, al menos, una vez al mes y no dejarnos llevar por el top manta (ni siquiera vale la pena con la calidad de mierda, y además estamos financiando mafias de tráfico humano!!!), o podemos optar, si alguien argumenta que como en casa en ningún sitio, por alquilar la película en un videoclub (un puto euro de mierda y puedes elegir idioma y los extras que quieras ver, pasar escenas aburridas, verla a la hora que quieras…). Si todo el mundo fuera al cine al menos una vez al mes, es decir, 12 veces al año, probablemente la crisis de la industria cinematográfica se iría al garete, los precios se harían más asequibles, la gente iría más al cine… como veis, la pescadilla que se muerde la cola. Ayer estuve viendo [Rec] 2, que recomiendo muy mucho ver en pantalla grande, y mañana veré con toda seguridad Destino: Woodstock. Mis padres no pueden ir al cine porque en mi pueblo no hay, pero creo que yo me he desquitado bien en cuatro o cinco años yendo AL MENOS una vez por semana, arrastrando a amigos y mis hermanos conmigo.

Que salte el listo de turno y diga: pero Jose, tú te descargas muchas películas. Cierto, me descargo muchas que no llegan a España o que llegan irremediablemente dobladas, pero también las compro si tengo la ocasión, voy al videoclub, saco pelis de bibliotecas, voy a la filmoteca de la Universidad de Granada (3 eurillos no está mal, ¿cierto? Lo menos que se puede hacer es perdonarme que descargue películas por valorar las actuaciones. Y vosotros, ¿vais mucho al cine?

viernes, 2 de octubre de 2009

Glee, la sorpresa...¡y encima cantan!



Tuve mi primer encuentro con el mundo del musical una noche de verano en un cine en el que olía a salitre y cañas frescas. Chicago me maravilló y arrasó en los Oscar, me gustó hasta René Zellweger, tan delgadita y graciosa. En cuanto tuve la ocasión, me compré el DVD. He de decir que la tan amadísima por todo el mundo Moulin Rouge me pareció tramposa, más que Chicago (que lo era un rato), y encima las canciones no eran originales (por mucho Tom Waits que apareciera en la banda sonora, no bastaba). La historia romántica, sí, pero de ahí no pasaba. Le faltaba efectismo y la fuerza explosiva de los musicales de toda la vida (esto lo supe después) y le sobraba esa trama folletinesca con final previsible.
________Muchas son las series que han empleado la música como elemento narrativo. Sin ir más lejos, Ally McBeal contaba con otro personaje, Vonda Shepard, como alma del Boston amable (nada que ver con el de El abogado). Otras series fueron más allá y se lanzaron a por todas con episodios musicales. Ahí tenemos a Los Simpson con su episodio parodia de Mary Poppins, el fallido experimento de Scrubs o el alabado “Once more, with feeling" de Buffy Cazavampiros. Eso es un musical, señores.
________ A pesar de que estos episodios suelen llevarse los premios importantes en las candidaturas de Emmy o Globo de Oro (principalmente en comedia), nadie había apostado tan firmemente por un musical televisivo, y os pido que olvidéis por favor el esperpento que supuso Paco y Veva (¿alguien la vio? ¿en serio?). Lo de conjugar institutos americanos y musical lo hizo arrasando en todo el mundo High School Musical, pero esos niños Disney tan buenazos limitan las posibilidades más allá del sueño de triunfar y amores que pretenden ser imposibles. El señor responsable de dos series tan jugosas como Popular, tan desconocida ella, y Nip/Tuck (transgresora, placer culpable, broma pesada o maravilla) ha decidido aportar mala leche a HSM. Lo de la mala leche nos lo mostró estupendamente en la ya citada Popular, y ahora que se enfrenta a la última temporada de las andanzas de los cirujanos plásticos ha decidido embarcarse en un proyecto difícil de vender en el que la cadena ha jugado como mejor baza para la temporada. Antes del verano se “filtró” el piloto y ya dio que hablar: a casi todos los que lo vimos nos gustó el descaro, el patetismo de sus personajes principales, las tramas que brotaban en ese primer episodio y tal y tal. Una negra gorda con gran voz (no puedo resistirme a esos personajes: la mama encarnada por Queen Latifah me pareció lo mejor de Chicago), un chaval en silla de ruedas que se adapta a las coreos como bien puede. Sumémosle jugadores de fútbol, animadoras, profesores irritantes en distintas facetas y la visita de una Kristin Chenoweth pasada de rosca… el invento funciona la mar de bien. Embarazos, celos, amores que pretenden ser imposibles, maniqueas estrategias para tirar abajo el coro (o Glee Club), que a su vez aspira a llegar a las estatales y, por qué no, ganar las nacionales.
________ El comienzo del episodio cuarto con ese remake del videoclip beyonceniano por excelencia no ha tenido precio, como los momentos Cabaret del quinto.

________ Lo difícil de esta serie es que mantenga la audiencia, que las historias de los personajes no se nos antojen inverosímiles por mucho que lo sean, y que la emoción no decaiga con cada número musical nuevo. Le auguro un buen futuro a la serie si la gente deja atrás los prejuicios contra los musicales o las comparaciones con High School Musical (en serio, nada que ver). Y es que si algo nos han enseñado por ahora es que no hay que dejar de creer, porque tal vez éste sea el momento oportuno para que un producto distinto arranque. La recomiendo muy mucho.

lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King