And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.

sábado, 1 de mayo de 2010

Cuando volver a casa se convierte en una huida

Yo, que tanto y tal mal he renegado de casa, de mi pueblo, de la vida sencilla y acomodada, aburrida del campo, supongo que he crecido. He crecido y me he dado cuenta de que en casa se respira: en casa, donde mamá me lo hace todo, donde Blanquita espera dispuesta a comerme a lametones, donde mi cama mide el doble y me hace dormir el triple, donde el tiempo va tres veces más despacio que en Granada (esto no es nuevo). En casa los males se van más rápido, la inspiración vuelve con más ganas y se queda a mi lado. Todo está a la vuelta de la esquina, puedo escoger cuándo salir y que el pueblo esté desierto, como a mí me gusta. Porque, y ya lo he dicho en varias ocasiones, no me gusta la gente a la que no conozco, no me gusta cruzarme con desconocidos que se paren a hablar conmigo. Y para mí el pueblo está lleno de desconocidos, pero también de conocidos a quienes en la mayoría de las ocasiones prefiero obviar.

En cualquier caso, esto viene a decir más o menos que crecemos sin darnos cuenta, que algunos se casan y para mí sentar la cabeza significa decantarme por Bélmez en lugar de Granada, cosa impensable hace... ¿dos años? O menos. Y bueno, después de todo, para alguien que no celebra sus cumpleaños no está de más darse cuenta de que crece aunque sea con la triste excusa de hacer una hora en autobús. Y a lo mejor es por eso también que antes mis fines de semana duraban día y medio y ahora se prolongan hasta cuatro días en el peor de los casos. Como esa vez, a principio de curso, en la que me vi obligado a huir con tal de no estallar. Hice la maleta, apenas avisé a nadie y me perdí una semana entera en casa. Visto con la perspectiva del tiempo también cabe pensar qué triste que alguien de veintidós años ande con estas comeduras de cabeza. Pero ahora me pregunto, y va muy en serio: si el año que viene estoy en Australia o Estados Unidos o Córdoba, ¿a qué casa podré huir? ¿Aguantaré el peso de los kilómetros y el tiempo a solas? (que es, desde luego, cuando más pensamos en todo, divino y humano y alienígena) La vida, alguien lo dijo, no es más que una sucesión de elecciones.

Y yacer en una cama que no nos reconoce
y caminar una casa donde comprendemos cada crujido
y la comida de mamá
y el silencio
que nos hacemos mayores

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo sé bien qué tú dices. A ver si te pillo por msn y hablamos del asunto. Nada es insalvable, pero hay modos y modos.
Julia

Ricardo Miñana dijo...

Reflexivo texto,
que tengas una feliz semana.

Mj dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=6A2QkgMvTtM


Papa was a rolling stone, wherever he laid his hat, was his home

lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King