Hace nada me acabé Los renglones torcidos de Dios. Maravillosa. Torcuato Luca de Tena nos ofrece una protagonista insoportable por la que nos hace sentir empatía a pesar de todo. Todo tiene lugar en un psiquiátrico. Como en Alguien voló sobre el nido del cuco, pero más real. Con todo tipo de enfermedades. Se nota que el autor se informó bien, pasó tiempo encerrado entre paredes acolchonadas con esos renglones torcidos de Dios, con gente que perdió la cabeza, que nunca la tuvo en su sitio, que la tiene demasiado bien situada... gente excepcional, en cualquier caso. Me costó decidirme a leerlo, pero un amigo me lo recomendó mucho y me lo regaló. De las
pocas veces que me regalan un libro (no entiendo por qué esto no se da más a menudo). Después de esa lectura tan intensiva (recordemos que lo último que había leído fueron la brillantes novelas de Ricardo Menéndez Salmón: Derrumbe y El corrector, a cada cual mejor) me han entrado ganas de escribir. Ahora estoy leyendo una de las novelas por las que uno se puede sentir orgulloso de leer a Stephen King: El resplandor. Espléndida. La destrucción gradual de una familia narrada a través de los fantasmas de un hotel maldito. Eso es lo bueno que tiene el terror: se le pueden dar mil lecturas, y si se buscan los recursos adecuados se pueden hacer unos análisis más que interesantes. Voy por la mitad del libro, con los primeros acercamientos de Danny, el niño que esplende, a la habitación 217 ("No entres en la habitación 217 por nada en el mundo. Ahí vi cosas terribles"), y con la creciente desesperación de un padre alcohólico... Y eso que aún no están aislados.
Todo esto lo cuento porque me han dado ganas de escribir. Muchas. Una historia con muchos personajes, cien historias entrelazadas, niños especiales... La novela se titulará Queridos niños, y habla del Apocalipsis y de los supervivientes, de cómo afrontan el fin del mundo... De un nuevo orden mundial. Es una novela de género al cien por cien. Todo nace de un hecho inexplicado e inexplicable. El mal está en todas partes. El miedo. La muerte. El amor. Héroes y villanos. Un hotel maldito. Princesas. Pedófilos. Asesinos. Suicidas...
Para entrar en el juego, os dejo el primer párrafo de la novela, que dice así:
Todos los niños tienen miedo.
Bueno, en realidad todas las personas tienen miedo, no sólo los niños. Miedo a envejecer, a la enfermedad, a los espíritus, al mar, a los peluches, a las FARC, a las orugas, a los payasos, a los políticos —disculpen la unión de ideas—, a los curas, a la sangre, a los muertos, a los cementerios, a los adivinos, a una plancha caliente, al fuego, a los perros, a la discriminación, a los aviones, a los bolígrafos. Miedo, en definitiva, a la vida.
1 comentario:
Ya me interesa.
¿vas a darnos razones para no tenerlo?
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