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De una semana en la que he pecado.
El lunes amanecí en casa, en el pueblo, en mi cama gigante y mi cuarto infinito. Todo bien: hice como que estudiaba mucho para mi examen de jurídica. El martes me puse nervioso porque el examen era el viernes, pero yo ya tenía la entrada para el concierto de Muse. ÚNICO concierto en España en 2010 en el Vicente Calderón. Tenía dos opciones: quedarme el miércoles estudiando en casa y venirme a Granada el jueves, ya que el examen fue el viernes por la mañana; o irme a Madrid el miércoles por la mañana e ir al concierto, y luego venirme a Granada esa misma noche. Los astros se fueron alineando: Muse debía empezar a las 10, ya que los teloneros (Editors, muy buenos también, empezaban a las 8 y pico), lo cual venía a decir que el concierto acabaría sobre las 12; dio la casualidad de que un primo de mi madre tenía que irse del pueblo a Madrid el miércoles por la mañana, así que me fui con él. Llegué a mediodía, quedé con una amiga y fuimos a comprar el billete para Granada; según la web de ALSA, el último bus salía a la 1. Cuando fui a comprarlo, me dijeron que a la 1 y media, de modo que en teoría me daba tiempo de volver a Granada dormido en el bus. Fuimos al estadio a las 8 y pico, justo para ver la actuación de Editors, quienes nos sorprendieron gratamente al estar a la altura como teloneros de los inmensos Muse: Y es que calentar a 20000, 30000 o 40000 personas puede imponer, pero salvaron el obstáculo con gracia. Dicho sea de paso, la voz del cantante me recordó a una mezcla entre David Fonseca y Brandon Flowers, ya sabéis, como una voz entre grave y muy masculina, potentey vamos, muy adecuada a su música. Pocos han hablado de ellos en todas las reseñas y crónicas del concierto, porque naturalmente la gente estaba ahí para ver a Muse. Gente que ha pagado entre 40 y casi 80 euros por verlos (sin contar la reventa) esperan, cuanto menos, algo legendario. Y es lo que hizo Muse.
El concierto
Miércoles noche. No hace frío ni calor. Se está genial. El cielo nublado. El escenario tiene forma de pirámide con una bola en la cúspide. Si no me equivoco, estrenan este nuevo escenario para la gira de verano. Inmenso, claro. Máquinas de humo, luces que se encienden...los comentarios excitados de los asistentes empiezan a hacerse notar... Se apagan las luces: gritos, ovaciones, nervios. Aparecen filas de personas a ambos lados del concierto con pancartas: WE WILL BE VICTORIOUS; THEY WILL NOT CONTROL US. La estrategia de reivindicación en una banda de rock no es nada nuevo. A Greenday también les funcionó de lujo. Comenzar un concierto con "Uprising" y 50000 personas coreando estas sentencias, estos lemas es una declaración de intenciones. Y el público respondió a lo que nos ofrecía la banda. Un Matt Bellamy que defiende todo con ese chorro de voz, que se sabe el centro de atención, que doma al falsete y lo convierte en aliado... ¡Qué más decir de él! Brillaron principalmente
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El viaje
Salimos a las 12 y media del estadio, procuramos escapar de la mole de gente que abandonaba el estadio y fuimos al metro. Hicimos trasbordo y cuando llegué a Méndez Álvaro me iba a equivocar de camino, estaba convencido de que el autobús ya había salido o estaba saliendo, y una limpiadora me dijo que no era por ahí, así que al fin subí corriendo dos tramos de escaleras, bajé otro y al fin llegué al bus: a la 1 y media, el último. Pero llegué.
El jueves fue un día cualquiera. Aunque no todos los jueves muere Saramago, desde luego. Fue un jueves gris de prepararme el examen del viernes. A ver qué tal...
pd: hace un año más o menos me operaron...
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