And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.

domingo, 21 de octubre de 2007

Cuentacuentos 35

Es una vergüenza que éste sea mi cuento número 35 de un total de 100 semanas; ¡y eso que yo creía que me prodigaba por estos lares cuentacuentiles! En cualquier caso, esta semana publico con tanta ilusión como lo hice la primera vez. Propongo a la vez un juego que probablemente no lleve a ninguna parte, pero me divierto con estas tonterías. En fin, amigos, una historia que tal vez sea la más ficticia que he escrito jamás porque no existen personajes como estos en el mundo real. Y mira que me gustaría. Y mira que me gustaría que os guste. 100 semanas, y las que quedan.

Dadle a play; el resto es tarea vuestra.Gracias, Mj, por el título.



Km.0

-Hueles a sexo.
_______Con esa primera frase, ella le demostró que no tenía pelos en la lengua y que cualquier convención pasaba por poco más que anecdótica en su modo de ver el mundo. Él, que se llamaba Alberto y cazaba gotas de lluvia, la miró con esa seriedad que no se creía ni él pero que hacía tiempo se había plasmado en su rostro.
_______-Será la edad –replicó él. –Te llamas Violeta.
_______Ella asintió con la misma sonrisa de antes. No era difícil de adivinar, pues llevaba el pelo teñido de ese color y su camiseta rezaba, con letras estridentes, “Me llamo Violeta”; en su armario tenía otras en las que se podía leer: “Me gusta Ismael Serrano”, “Soy de Coca-cola” o “Mi perro murió hace 2 años”. Pero claro, ahora mismo él no sabía nada de esto.
_______-Me llamo Violeta, sí. Tú te llamas Alberto, aunque tienes cara de llamarte David. Yo tengo cara de llamarme Clementine y ser francesa, pero no es así.
_______-¿Cómo sabes que me llamo Alberto?
_______-Porque la chica que había la otra noche en tu cuarto escribió tu nombre en el cristal de la ventana antes de irse. Se fue llorando.
_______-Siempre se van llorando.
_______Ella se recogió las rodillas más aún porque hacía frío. Se encontraban en la terraza del edificio, bajo un cielo cada vez más oscuro y eléctrico que anunciaba sin vacilar el comienzo de una tormenta. La terraza era grande e íntima a esas horas, más aún sabiendo que en cuestión de minutos empezaría a llover. Violeta se levantó, recogió su bolso de tela verde y tiró del brazo de Alberto.
_______-Vamos a tu cuarto, aquí hace frío.
_______Alberto la seguiría al fin del mundo.


El fin del mundo era su dormitorio, una habitación grande y de paredes grises llenas de imágenes. Olía a té y a lluvia por encima de cualquier olor que emana normalmente de la habitación de un chico. Alberto abrió la ventana y estiró el brazo con el que agarraba una especie de probeta grande de color azul para atrapar las primeras gotas de lluvia. Violeta, por su parte, seguía apoyada en el marco de la puerta; sus piernas se negaban a adelantarse a su cerebro, a sus ojos y a todos sus sentidos. Estudiaba la habitación porque la habitación tenía mucho que estudiar. Casi toda una pared estaba cubierta por una fotografía atípica y familiar. Se trataba del rostro de Alberto dividido en dos partes: la derecha mostraba un gesto contraído en un tono naranja, mientras que la izquierda presentaba media cara del joven en blanco y negro con el ojo cerrado y toda la serenidad de que disponía.
_______-¿Esta foto…?
_______-Es un autorretrato. Me gusta la fotografía.
_______Violeta comprobó que, efectivamente, del cabecero de la cama pendía una cámara de fotos con el objetivo brillante como un Gran Hermano pendiente de cualquier detalle. Paseó los dedos por la estantería perdiéndose entre los cientos de títulos: El guardián entre el centeno, El bostezo del puma, Rayuela, Poeta en Nueva York, Ciudad de cristal… Con cada tomo su corazón daba un vuelco y, casi sin darse cuenta, se quedó tan seria como él.
_______-¿Tienes té?
_______-Sufro un trastorno bipolar. –Ambos quedaron en silencio. –Sí, té rojo.
_______Alberto se volvió y la escrutó con la mirada, como si de un momento a otro ella fuera a alejarse por la puerta para no volver, pero ella cogió una taza amarilla que reposaba sobre una balda y se acercó a él.
_______-Por eso se van llorando, ¿no?
_______-Siempre me hago la misma promesa, ¿sabes? Me digo que no dejaré que nadie se enamore de mí, que en cuanto note las primeras señales me perderé antes de… antes de que todo cambie y se vaya a la mierda.
_______-¿Te estás medicando?
_______-No, no quiero. ¿Sabes para qué sirve? Para convertirme en un adicto que no pueda vivir sin drogarse, o para estar tranquilo durante un período de tiempo hasta que la medicación deje de funcionar y tenga que probar veinte mil pastillas mientras un idiota me calienta la cabeza sin tener ni puta idea de lo que significa vivir así.
_______-Pon algo de música, David.
_______-Me llamo Alberto.
_______-Como quieras, David.
_______Alberto (David) calentó una jarra de agua de lluvia que tenía sobre la mesa y buscó entre los cedés hasta que dio con el que estaba buscando. Al sonido del agua hirviendo se sumó la voz de Caetano Veloso. Violeta ofreció su taza y él la llenó con cuidado. Después depositó dentro una bolsita de té y se sentó en la cama.
_______-Me parece que es muy descarado no intentarlo siquiera –señaló ella.
_______-No me conoces. Sólo sabes que me llamo Alberto y que soy bipolar.
_______-Sólo sé que te has presentado, lo primero que me has dicho era tu nombre y lo segundo que tienes ese… trastorno que por lo visto condiciona toda tu vida. Y lo de la foto en la pared es demasiado cantoso.
_______-Ya es suficiente sermón por hoy, puedes irte.
_______-No me he tomado mi té.
_______Violeta sonrió y se sentó en el borde de la ventana con las piernas cruzadas. Aspiró el vapor del té antes de probarlo. Después del primer trago, comenzó a cantar al ritmo de Caetano: “Juran que el mismo cielo se estremecía al oír su llanto, cómo sufrió por ella, y hasta en su muerte la fue llamando…”. Alberto se quitó la sudadera y se la entregó a Violeta sin mediar palabra.
_______-¿Por qué…?
_______-Estás llorando –indicó él.
_______Ella se secó las lágrimas con la manga de la sudadera y rió.
_______-¿Ves? Yo también soy un poco bipolar.
_______Por primera vez en mucho tiempo se dibujó una sonrisa en el rostro de Alberto de forma espontánea. Se apoyó en los codos hasta incorporarse un poco más en la cama.
_______-¿Es que no tienes pañuelos?
_______Él negó con la cabeza.
_______-No me creo que en el dormitorio de un tío no haya ni un solo pañuelo.
_______-Mi padre decía algo así como… déjame recordar. Ah, sí, “hay un momento en el que la masturbación deja de ser una solución para convertirse en un problema”.
_______Violeta lanzó una carcajada, pero Alberto permanecía impasible.
_______-¿Sabes que mi padre no tenía trastorno bipolar? No, antes lo llamaban psicosis maniaco-depresiva. Ahora eso es políticamente incorrecto, como llamar ciego al invidente o cojo al minusválido. Estoy hablando demasiado…
_______-No, me gusta oírte hablar. Pareces una persona callada. Me gusta tu voz.
_______Pero a él no le gustaba oírse hablar, así que optó por callar y se volvió a tumbar en la cama. Violeta no tardó en tumbarse a su lado, ambos boca arriba mirando el techo gris. En el techo también había algunas fotografías, la mayoría de ellas en blanco y negro con un contraste bastante acentuado. En la gran mayoría aparecían chicas de piel blanca y pelo negro. De repente Violeta se levantó y cogió el bolso; sacó una cámara desechable y le echó una foto a Alberto, otra a la taza de té y una última por la ventana, desde donde se podía ver su propio dormitorio. Frotó disimuladamente su manga sobre el cristal hasta borrar el nombre que una chica de mirada triste había escrito varios días antes.
_______-Me voy –anunció de repente. Ante la mirada de turbación de él, tuvo que añadir: –No me he ido antes porque estaba llorando y no quería irme llorando, pero ya volveré.
_______Se inclinó, le dio un beso en la mejilla y salió por la puerta como si lo hubiera hecho cientos de veces.



Eran las tres de la mañana de una semana más tarde cuando los golpes despertaron a Alberto. Venían de fuera, como si alguien tirara piedras contra el cristal. Apartó la cortina y se despejó la vista con el puño. Al otro lado, Violeta lanzaba pequeñas piedras blancas contra su ventana. Tenían la suerte de vivir a poco más de tres metros el uno del otro; en el hueco que la joven dejaba a sus espaldas se atisbaba una habitación anaranjada, y la blusa de Violeta estaba formada por recuadros de colores que daban lugar a la tabla periódica. Alberto abrió la ventana justo en el momento en que se colaba otra piedrecita blanca que resultó ser un Lacasito.
_______-No me gustan los blancos –susurró Violeta.
_______-¿Qué hora es?
_______-David, he estado pensando en las chicas de las fotos. –Él la estudió sin profundizar más de lo que lo había hecho hasta el momento. –Tú no tienes la culpa de que se enamoren de ti.
_______-¿Pero qué hablas?
_______-Hay personas que nunca se enamorarán, otras de las que nunca se enamorarán y otras de las que irremediablemente se enamorarán. –Silencio largo. –Eres poco hablador.
_______-Tú hablas por los dos.
_______-Calla y échame una foto.
_______Alberto la miró con cara de: “¿me estás tomando el pelo?”, pero al ver que ella lo apremiaba con las manos se metió en su dormitorio y volvió a salir con la cámara. Liberó el objetivo, enfocó y aumentó el zoom hasta que en la imagen sólo se distinguía el ojo de Violeta. Click.
_______-He leído –anunció Violeta. –Creo que estás en una fase depresiva. También he leído que antes a la depresión la llamaban melancolía.
_______-Sí, muy bonito –condescendió él.
_______-Dicen que la creatividad puede estar a veces ligada al trastorno bipolar, y que Virginia Woolf y Van Gogh sufrían trastorno bipolar. Tú eres fotógrafo.
_______-No sigas por ahí, por favor.
_______-Tienes talento, amigo mío, pero no siempre se puede exprimir todo en la fase depresiva.
_______-A ver, ahora mismo estoy bien, Violeta. No estoy en ninguna de tus fases, ni depresiva ni maníaca, porque dedico las veinticuatro horas del día a controlar mi carácter, cosa que contigo no funciona porque no haces más que clavar el dedo en la llaga.
_______-¡Así que finges!
_______Alberto inspiró profundamente y se masajeó las sienes.
_______-No finjo, sólo que si cualquier día me presentara ante mi madre tal y como tú vas por el mundo me dirían que estoy sufriendo un período maníaco porque no sigo los cánones de normalidad que se me presuponen por pertenecer a esta raza. Entonces vendría la historia de siempre, más pastillas, más médicos o me encerrarían en una clínica por mi propio bien.
_______-Ábreme la puerta.
_______Violeta desapareció de la ventana y pasaron un par de minutos en los que nada cambió en la calle. Entonces se abrió la puerta de su edificio y la joven salió en pijama mientras miraba a la ventana de Alberto.
_______-¡Abre! –susurró de nuevo –Vamos o tendré que llamar al portero.
_______A Alberto no le quedó otra opción que salir de su dormitorio en silencio, avanzar por el pasillo y abrir la puerta. Violeta apareció con el dedo índice sobre los labios sonrientes y lo guió hasta el dormitorio. En cuanto cerró, dijo:
_______-Deberías haberte puesto algo encima.
_______Alberto cayó entonces en la cuenta de que sólo llevaba puestos una camiseta y los calzoncillos. Se encogió de hombros y se sentó en la cama; ella hizo lo propio.
_______-Ahora mismo no estás tratando de controlarte, ¿verdad?
_______-No.
_______-Y… –Ella se acercó un poco más. -… podrías ser siempre así, ¿no crees?
_______-No es tan…
_______-Shhhh –lo calló ella. –Deberías besar a cualquier chica que se encuentre a menos de cinco segundos de tus labios.
_______Él la besó, y cuando ella le volvió a repetir la misma frase de antes, ese “ábreme la puerta”, él la abrió para no poder cerrarla.


No es fácil. Nada es fácil. Pero Violeta y Alberto se enamoraron porque era algo inevitable, y por ese mismo motivo no trataron de evitarlo. También por el propio Alberto, que por primera vez en mucho tiempo vivía sin esconderse tras una máscara de falsa serenidad. De día se contagiaban manías y fobias y jugaban a conocerse, a cantar canciones imposibles de cantautores y a reunirse en la terraza donde se habían conocido. Hacían miles de cosas juntos: hacían camisetas con mensajes absurdos, hacían fotos de cada instante en blanco y negro o en color, hacían palomitas que nunca se comían. Deshacían la cama para hacer el amor. En esas ocasiones Alberto sentía auténtico pánico a sufrir una recaída y cambiar repentinamente de carácter hasta el punto de herirla, pero ella le tapaba los ojos con sus manos y susurraba: “Si te vas de aquí, no me quedará más remedio que escribir tu nombre en todos los cristales que encuentre hasta dar contigo”. Entonces todo volvía a calmarse. No obstante, la decisión más profunda estaba clara desde el principio y llegó con una tormenta de verano, una nota arrugada y una ausencia irreparable. Violeta se despertó con la necesidad inmediata de acariciar el pecho de Alberto, pero su mano se perdió entre las arrugas de algodón. El papel sobre la mesita de noche era una foto doblada de ambos en cuyo reverso él había escrito con cuidado:

Me perdí entre tus muslos
y entre los pliegues de tus labios,
y aun así no consigo encontrarme.
Llevo dos semanas medicándome…
Soy de pocas palabras, lo sabes.
Lo sabes.
Lo sabes todo.

_______Y ella, sin darse cuenta, tomó un vaso entre sus manos y, deslizando el dedo sobre la superficie, escribió su nombre.



...que la dejó dormida entre las

dunas de su cama...

ISMAEL SERRANO

25 comentarios:

Mj dijo...

...la luz de la ventana azul que siempre estaba abierta...

Quizá he pillado el juego, quizá no :) pero si supieras, de verdad, lo poco ficticios que son tus personajes, te asombrarías. Un día de estos te cuento un capítulo de mi vida en el que salen todos los elementos de esta historia, pero todos, todos, todos.

wannea dijo...

menos mal que hace tiempo que no escribes y que es una historia forzada... ¬¬ en fin ;) la historia me encanta, y la idea de las fotos raras me encanta, y los personajes me encantan y las camisetas con mensaje me encantan, y los dias de lluvia me encantan y las cosas sin título son las mejores por muchas cosas, por lo que... se nota mucho que me gusta? jajajajajaj
ains, se ve que tu erasmus te está sentando de maravilla fiestero!!!! no cambies nunca, sigue siendo tan tú como siempre

Por cierto lo de Alberto - David me ha recoradado muchiiiiiisimo al Jose - Brian!!!!!! mil bessos!!!!

wannea dijo...

Brian eres lo peor.... mira lo que ha salido despues de leer esto.... http://www.fotolog.com/wannea

si, puedes pegarme!! jajajaja pero me apetecía! muak!

Klover dijo...

Buenas Brian :)

Una muy interesante historia aunque insistas en que te ha salido forzada -y lo díficil que te ha debido resultar- no dejas indiferente y tus personajes son del todo creíbles. Espero que no solo escribas en cuentacuentos en las ocasiones especiales ^^

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Yo haré caso al escritor. Me has sonado a Papo de principio a fin, lo cual en todos los casos es BUENA SEÑAL. Algo extraño, pero interesante. Rara avis esta.

Besossssss

Victoria dijo...

Tiene razón Violeta, Alberto tiene cara de llamarse David.
Es preciosa Jose, los personajes se vuelven cercanos,y quieres que hagan más cosas y que el final tarde un poco más en llegar. Y cuando llega... shhh, es terrible.
Disfruta de tus letras y de Gales, y de todo.
Dos besos!

Anónimo dijo...

como tu tienes cara de llamarte Brian y no José Alberto, que le vamos a hacer... para mi siempre serás brian, jose me es imposible, no te pega.

Me ha encantado la historia, los personajes, sus manias, su historia, la forma en la que se han ido conjugando...

Un placer, un destino..
muchos besos con mensaje o sin el como veas.
Jara

Anónimo dijo...

Pues menuda vuelta... ¡impresionante!

Anónimo dijo...

"Deberías besar a cualquier chica que se encuentre a menos de cinco segundos de tus labios", me encanta, me encanta, me encanta!!! Y si me gusta cuando escribes historias de terror, me gusta muchisimo más cuando haces cosas como esta, historias que son verdaderamente de amor. Ay, si es que yo también me he enamorado de los personajes.

Te odioooo! ¿y decias que no te gustaba lo que estabas escribiendo? Te mato cuando te vea (que espero verte).

Muchos besitosssss

Anónimo dijo...

Poco que decir antes esto.
Poco porque me has dejado muda y pensando y con la mente despierta para soñar un ratito.
Creo que a partir de ahora, el numero 35 deberías celebrarlo, por cosas como esta. Por nombres escritos en el cristal esmerilado y fotos de pestañas con nombre de flor.


bZos

Popi dijo...

Yeah! Pura literatura, artista.
Un abrazo.

David J. Ortiz dijo...

Que crack!! Merecía la pena perder esa clase.

Anónimo dijo...

OH MY GOD!I can't believe it. me encanta.

Anónimo dijo...

jo...
pero qué bonito.
mi comentario no será original, porque seguramente no te diré nada que no te hayan dicho ya pero... me ha encntado el cuarto de david. preciosa la foto del final, ¿la sacaste tú para la historia?
i love la actitud de violeta, su norma tan natural de ser, de actuar. la primera escena mágica en el tejado a unos segundos de la lluvia, las primera gotas...
síp, te has currado a los personajes... me arrodillo ante ti. compartir es vivir, ¿me pasas a la musa? :P
un besote de frambuesas!!!

Anónimo dijo...

Madre mía niño!! Me encanta Alberto... En el fondo creo que todos somos un poquito bipolares... jejeje...

Lo que me da pena es que se tenga que alejar de ella...

100 besines de todos los sabores y 100 abrazos de todos los colores.

Laura Luna dijo...

Una preciosa historia de amor. Me ha encantado porque es atípica. Tiene un gran romanticismo especial. Nada de ñoñeces :)

Y una redacción muy buena. De un compañero del gremio, no me puedo esperar menos.

Me quedo con esta frase:

"Violeta se despertó con la necesidad inmediata de acariciar el pecho de Alberto, pero su mano se perdió entre las arrugas de algodón."

Y con los personajes. Geniales :)

100 besos y felices 100 frases,
Mun

PD: Yo he estudiado también traducción, jijiji

Anónimo dijo...

Sí, es cierto, al principio no parecías tú; quizá fuese Alberto o David, o Fran, quien dominaban las palabras, pero párrafo a párrafo la historia a ido cogiendo el nivel que ya se me hace esperar de ti.

Me quedo con algunas frases que la bordan , una que ya sabes, me ha encantado:"-Shhhh –lo calló ella. –Deberías besar a cualquier chica que se encuentre a menos de cinco segundos de tus labios." y otra que no sabes:“Si te vas de aquí, no me quedará más remedio que escribir tu nombre en todos los cristales que encuentre hasta dar contigo” [..]Y ella, sin darse cuenta, tomó un vaso entre sus manos y, deslizando el dedo sobre la superficie, escribió su nombre."

besos, desde aquí.. lejos :P

Anónimo dijo...

ha, de haber, con h XD

Anónimo dijo...

me encanta Clementine, es de esas chicas que me gustaria encerrar en una cajita y no dejar que nadie mas la mirara con la mirada empalmada...

Pugliesino dijo...

Joder, esto sí que es hamor!!!
Y que más da la h, al fin y al cabo como el dedo índice de ella indica ssshhhh no me interrumpas con esa observación. Lo importante son dos cosas, una que por fin tengo luz! Y otra que estoy te estoy leyendo! David Alberto Jose Brian del condado de Swansea de los Wales de Jaén, eres un genio! Y si su graciosa majestad dejara la gin por un momento crearía la orden del vaho del vaso nada mas leer esta maravilla!
Puedo sentir la típica ventana británica subir su blanca madera y a David escuchar entre la alfombra de hojas de la street la voz violeta de quien ocultó su llanto para poder regresar por sus lágrimas.
Ainss si hubieras nacido en straford-upon-avon ahora estaríamos leyendo sueños de una noche de otoño!
Un lujo tenerte entre nosotros killo!!
Un abrazo!! El futuro es tuyooo!!!

tormenta dijo...

una historia grande, muy grande, llena de esa imprecisión que la llena de misterio, melancolía y romanticismo.
es una maravilla.
un beso y felicidades.

pd.estoy rebotada porque la próxima semana pensaba escribir sobre una bipolar y esto me ha chafado un poco (:P qué mala suerte...en fin) aunque despues de leerlo sólo puedo alegrarme. :)

Anónimo dijo...

Por mucho que digas (y muy mal que nos vendas tus escritos. O igual te lo montas demasiado bien, quien sabe... jejejeje), leerte a ti es como estar sentada frente a la gran pantalla y estar viendo el salto a la pantalla de un Best Seller cuya película (por increíble que parezca) supera al libro.
Me quito el sombrero, eres un crack!
100mil besotes y otros tantos aplausos!

Pugliesino dijo...

Por entre verdes dunas de blanco city y negro minero se esconde el sol bajo la sempiterna niebla mientras en Stoneage preparan su sacrificio a la Luna. A lo lejos las fauces de la mar océano devoran la noche.
Y en ese instante un valiente caballero llegado del lejano Sur a lomo de sus palabras cabalga en su busca para rescatarlo. Su nombre sir Brian de la tierra del Sol!!

Es que fue entrar y ver la foto del inicio y... se me ocurrió escribir esto killo :)
Un hugazo!!

*x cierto ni se te ocurra traerme mas sol!!!! :o

Pedro dijo...

Prefiero no leer los comentarios antes de comentar esta preciosidad. Me encanta la delicadeza y naturalidad de la historia, como la vas entretejiendo con pequeños de talles, como los detalles se hacen grandes y dan forma a la historia, como la historia, como el amor SON los detalles. Y esa naturalidad en el lenguaje y la redacción que hace que te desices al leer la trama sumergiendote en ella. Se me ha hecho corto artista.

Un abrazo,

Pedro.

Pd: Perdón por el retraso en pasar, pero esta semana es de catarro :(

alguien dijo...

Está mal que lo diga, pero han pasado 3 meses y me sigue pareciendo preciosa. Y me sigue absorbiendo, para bien o para mal...

lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King