And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?
Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.
Ahora en JOSE ALBERTO ARIAS
viernes, 7 de noviembre de 2008
La ética del escritor
Es bastante hipócrita estar en contra de la pena de muerte y acabar matando a todos los protagonistas de mis relatos. Por otra parte, es ficción y el drama siempre es un plus. Esto viene a cuento de mi manera de llevar las cosas e intentar convertirme en alguno de mis personajes, adoptar sus tics (como es el caso de Violeta y David): me hago camisetas con mensajes aparentemente absurdos, bebo té rojo en una taza amarilla, ahora me da por la fotografía... En otras ocasiones extrapolamos actitudes nuestras a los protagonistas, como se puede comprobar con la cinefilia de Damián, el niño-héroe de El Desencantador. Lo que más fatiga da al leer es no creerse a los personajes, toparse con artificios a cada frase. Luego está eso, que para que los personajes sean atractivos deben ser originales, y original la mayoría de los casos quiere decir artificiales, poco realistas. ¿Hasta qué punto es lícito tomar a los personajes y hacerles pasar putadas, decidir macabros destinos para ellos? Al final, ¿a quién pertenece el personaje, al escritor o al lector? ¿Acaso tiene voto el lector? Y otra duda que dejo ahí: ¿no son acaso los personajes trocitos de nosotros mismos? ¿No es cada personaje un poco de nosotros y nosotros, por lo tanto, la suma de nuestros personajes? ¿Inconscientemente matamos partes de nosotros por algún subterfugio de nuestra mente? En ese caso, yo debería estar muerto, aunque a veces tengo la sensación de que escribo una y otra vez sobre el mismo personaje en distintos cuerpos. Vamos, que todavía no he aprendido a ser un escritor, pese a que algunos de los grandes les funcione...
Por cierto, escribo esto mientras me tomo mi té rojo en una taza amarilla, la cámara de fotos a mi derecha. Call me David, then...
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5 comentarios:
¿A quién pertenece el personaje,al escritor o al lector? Vaya pregunta mas buena!!
Pues yo creo que al escritor siempre.Él los nace y los muere,o les da la eternidad.El lector puede aclamarlos,idealizarlos si quiere,o darles la espalda pero el poder,o la magia,os pertenece,te pertenece.
Y tomar te rojo en taza amarilla pues eso es arte genio,arte inglés estilo español :)
Un avrazoooo!!! ;)
Es la paradoja eterna entre dioses escritores y profetas lectores, o quizás al contrario.
Quiero seguir leyéndote, rubio.
¡Muá!
Difiero con Carlos, a veces tu quieres transmitir algo, pero el lector lo interpreta de otra manera. Puede que un personaje sea un ser odioso para unos y para otros un ser encantador. No se si esto es así o es un complejo mío. Por ejemplo, Lord Henry me gusta más que el propio Dorian Gray, me llega a parecer encantador y seguro que a otros les parecerá un ser que sólo manipula a las personas para divertirse...
Creo que la historia es un conjunto, entre lo que escribe el escritor y lo que entiende el lector, no ni uno ni otro.
Lol, ¿eso es la taza de té, vista a través de una mesa de cristal? Te ha quedado pro (adjetivo de reciente cuño).
Esa es la eterna duda de todo escritor, ¿a quién pertenece realmente el personaje?.
Una historia no es nada sin lectores como tampoco es nada sin un autor. Quizás sean parte de los dos. Un equilibrio constante y una unión umbilical.
Yo también creo que todos dejan una parte de sí mismos en sus personajes. Aunque creo que también son el reflejo de como ve el autor a los demás, de lo que no le gusta y de lo que quisiera que cambiara.
La verdad es que es un tema que da que pensar.
Un abrazo.
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