And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.

jueves, 3 de junio de 2010

Fronteras II


Porque las nacionalidades, los nacionalismos no generan más que conflictos. Vale que hay gente que necesita sentirse parte de algo. De hecho, no hace mucho yo mismo empecé a calentarme la cabeza con cosas en las que no solemos pensar. Me dije lo que explicaba el otro día, que sólo somos un punto en el tiempo el espacio, una insignificancia, nada. Un poro escondido en la arruga de un cuerpo de dos metros. Prácticamente nada. ¿Qué sucede si ese poro se tapona? Nada. La mierda saldrá por otro. Y tuve conciencia del concepto de infinito: no hay límites por arriba ni por abajo, ni por ningún lado, porque no hay arriba ni abajo ni lados… y me agobié. Porque si estamos en un lugar ilimitado, y creo que el ser humano no puede concebir el infinito, si estamos en ese lugar tampoco hay centro por mucho que nosotros nos creamos el centro de la existencia. Y somos tan pequeños, tan prescindibles. ¿Y de qué sirve entonces intentar nuestros logros, nuestras pequeñas batallas si somos tan imperceptibles? ¿Para qué preocuparme, para qué sufrir o tener nudos en el estómago debido a los exámenes o una carrera que sí, quiero acabar? ¿Para qué sirve el concepto de nación, si todos somos componentes de esa mota de polvo microscópica? Porque el hombre es malo por naturaleza. Es avaricioso y quiere poseer una tierra y poseer más tierra que el prójimo. Y si puede ver cómo su vecino muere de hambre, lo hará feliz, como si nada. Y enarbolará su bandera como si supusiera un mérito. Y hará competiciones en plan guay con los demás vecinos, ya sea una Eurovisión (mensajitos nacionalistas y pactos eternos mediante) o un mundial de fútbol, y la gente seguirá estos espectáculos como si cada victoria fuera suya.

Y esa gente seguirá imponiendo fronteras no sólo de carácter geográfico, sino moral y social. Determinarán qué está bien y mal, qué modas (horrible costumbre la de las modas) se deben seguir y cuáles descartar. Que si bien es cierto que la anarquía es una utopía adorable pero inviable, tampoco es cuestión de poner fronteras en todos los ámbitos. A mí nadie me tiene que decir lo que amar o leer o temer o hacer. Y a eso son muy, pero que muy dados los estadounidenses. Y el ejemplo que ponga será de lo más simple, pero eso será en la próxima entrega. Creo que ya he divagado suficientemente por hoy.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que la mayoría de esas conductas (incluyendo Eurovisión y los Mundiales de Fútbol y todo eso) tienen una raíz atávica y, en gran medida, son inherentes al ser humano. También creo que son pacíficos sustitutos de guerras tribales. Por otro poro sale la mierda. Pero así hace menos daño.

David J. Ortiz dijo...

El nacionalismo es el individualismo llevado a la masa, es necesario para alimentar la competitividad y da sentido a la vida de los individuos perdidos, es algo por lo que luchar de manera egoístamente altruista.

lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King