And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Cuentacuentos 37

Frase de la semana: "El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación", por El Cuentacuentos.

EL DESTINO DEL HÉROE (I)

-El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación.
________-El niño será blando, no servirá.
________-Créeme que sí –afirmó el anciano con voz cascada.
________Rodeó la cesta hasta ponerse de cara al bebé. Estaba sano y su piel era oscura y tersa, redonda. El crío dejó de hacer ruidos con la boca llena de babas y miró a su oponente con tono serio. Abrió los ojos y mostró el azul más intenso que habían visto en aquellas tierras. Se llevó la mano a la nariz, pataleó en el aire y estalló en una carcajada en la cara del anciano.
________-¿Qué haréis con él? Vos sois el Sabio, no yo.
________El rostro del Sabio se dobló por un momento; tenía control sobre los animales, aunque esto exigía una concentración total. Cerró los ojos y voló astralmente hasta situarse en el cuerpo del ave rapaz allá en lo alto de la catedral. Abrió los ojos redondos y ambarinos, y desde su posición privilegiada echó un vistazo al entorno. Las columnas blancas descendían en línea recta hasta perderse en la infinidad del cielo a cuadros. Entre columna y columna, una cristalera gigante permitía el paso de la luz azulada. Y abajo, a cien metros de distancia, se veían dos hombres –¡él mismo!- y un objeto en el suelo, poco más que tres manchas oscuras. Pero lo que destacaba eran los dos puntos de un azul brillante propio de los ojos del bebé. El Sabio dio órdenes en el cuerpo del halcón y descendió en picado en dirección a la cesta. Aferró el asa con las garras cuando llegó abajo y, sin dejar de volar, formó un arco en el aire y se llevó consigo al crío. Buscó una cristalera abierta y salió desde lo alto del templo sin volver la vista. Atrapados en azul, Sabio y niño volaron por el cielo hasta que el sino decidió que era suficiente. No hizo falta más que un simple disparo para cambiar el rumbo de la Historia. Un perdigón atravesó el cuello del halcón y su sangre manchó las mejillas del bebé; las garras se abrieron lentamente mientras el Sabio moría encerrado en el cuerpo del animal. A kilómetros de allí, dentro de la catedral, fue su verdadero cuerpo el que dio contra el suelo totalmente inerte, y lo último que oyó fue la risa del niño que caía encerrado en la cesta.



-El viejo quería convertirme en un héroe épico. No hay heroísmo en lo que me pasa, pero el pobre estaba loco. Maldito sea el desdichado.
________-¿Cómo es que aún te acuerdas de él? –le preguntó el conductor.
________-No olvido a nadie, es otra parte de mi don.
________-Ya… creo que hemos llegado al cruce.
________El conductor hizo un gesto con la gorra que cumplía dos misiones a la vez: apremiarlo para que se bajara de la furgoneta y decirle adiós lo más cortésmente posible. El autostopista bajó de un salto y saludó con la mano. No pudo evitar mirar a los ojos al otro hombre y ver donde otros no veían.
________-Cuidado con el hielo de la carretera, que las heladas de invierno son las peores…
________-Pondré las cadenas en cuanto llegue a la próxima estación de servicio.
________Cerró la puerta de un portazo y dio un acelerón hasta que la furgoneta se perdió tras una nube de humo. El autostopista miró a su alrededor. Vacío y frío. Ya estaba mayor para esos trotes, pero que bajara dios ahí mismo si le permitían conducir. No, dios no bajó, tenedlo por seguro. El hombre tenía el pelo cano, barriga prominente y gesto bonachón; lo único que conservaba de su más remota infancia eran los ojos azules y los recuerdos. Sacó una petaca del bolsillo interior de la chaqueta y dio un par de tragos al güisqui. Se sentó en el suelo helado y siguió bebiendo hasta que apuró la última gota y le salieron los colores. Hizo varias veces el amago de levantarse, pero la cogorza y la barriga le pesaban a partes iguales. Se arrastró por la tierra hasta alcanzar un tronco robusto que le sirvió de apoyo. También le pesaba el maletín con los carteles, aunque con alcohol en la sangre era más fácil moverse por caminos como aquel.
________Lo habían dejado justo en el cruce que dirigía a otro pueblo pequeño donde cualquier provinciano creería cuanto quisiera, y donde podría demostrar su capacidad a gusto. Ya estaba acostumbrado a los incrédulos que le lanzaban miradas suspicaces cuando relataba la historia de su vida. Que su nacimiento había sido previsto siglos atrás por una clarividente francesa, que el Sabio había calculado la fecha exacta para dar con él, que lo habían encontrado solo en el bosque cuando era un bebé indefenso, y que con esos ojos azules podía leer la muerte en los ojos de los hombres. Su primera predicción, incierta y lejana, había sido la del mismo Sabio en forma de risa: lo vio caer en el cuerpo del halcón.
________Pero se tenía que seguir ganando la vida de alguna manera; hasta esa mierda de güisqui costaba dinero, pero al menos empañaba sus sentidos y lo dejaba respirar con más tranquilidad. Se dirigía a otro pueblo. No importaba el nombre; todos eran iguales. Tomó el camino de la derecha y avanzó a empellones, sin gracia ni maña, durante medio kilómetro. A un lado del carril había un viejo Chevrolet Camaro de color grisáceo; tenía todo el aspecto de estar abandonado. Se acercó a los cristales, también oscuros tal vez por el barro, y cuando acercó la cara algo se abalanzó contra el cristal. Dientes afilados y babas por todas partes que chirriaron contra el cristal y lo hicieron caer de espaldas. Un estúpido perro; grande, eso sí, pero sólo un estúpido perro.
________-¡Oye, deja al perro en paz! –gritó una voz de entre los árboles.
________Un hombre con orejeras de lana apareció junto al coche apartando las ramas del camino. Llevaba una escopeta que hacía un juego demasiado obvio con su camisa de cuadros rojos.
________-Perdón, sólo miraba… -se excusó él mientras recogía el maletín del suelo.
________-No es bueno beber a estas horas. ¿Viene de lejos?
________-Verá, soy comerciante. Me limito a ir de pueblo en pueblo para ofrecer mis productos.
________-Aquí no está permitida la venta ambulante –advirtió el cazador.
________-No soy un vendedor ambulante. Soy comerciante. ¿Va hacia el pueblo?
________-Sí, suba y lo acerco.
________Cada uno entró por una puerta.
________-Me llamo Ron –se presentó el cazador mientras trataba de tranquilizar al perro en el asiento trasero. Colocó la escopeta a un lado, entre la ventana y el asiento.
________-Yo me llamo John.
________-Al fin alguien con un nombre normal. Últimamente sólo vienen por aquí forasteros con nombres sacados de quién sabe dónde. Spike, Lee, Nathan… siempre me fío más de un nombre clásico. Y bien, ¿qué te trae por aquí, John? Esos negocios…
________Arrancó bruscamente y se metieron de lleno en el carril, justo en el centro. Pasaron una señal que alertaba de la presencia de venados, pero Ron el pueblerino no disminuyó la velocidad.
________-Verá, tengo un don… es difícil de explicar.
________-Tutéame, maldita sea. ¿Eres curandero? Porque aquí tenemos varios de esos.
________-No, lo mío es más… complicado. Puedo ver el futuro.
________-¡Maldita sea! Pues este viaje me valdrá al menos algún pequeño secreto, ¿no?
________-Me parece que no te gustaría oír lo que tengo que decir.
________-¡Vamos que no! Venga, John, por tu madre, léeme el futuro.
________-Sólo puedo ver cuándo va a morir la gente.
________-No me jodas. ¿Cuándo me toca a mí?
________-No lo sé, no creo que…
________El coche dio un bote y ambos se dieron un golpe con el techo del coche.
________-No han asfaltado esto en siglos. Y bien, ¿qué ibas a decirme? Vamos a llegar ya mismo.
________Le lanzó una mirada furtiva a los ojos, suficiente para que John leyera cuanto era posible leer. Había aprendido mucho en sus cincuenta y tres años de vida. Había aprendido que a veces era peor decir la verdad que una mentira agradable, que había gente que se obsesionaba hasta la locura con la idea de la muerte, algunos trataban de modificar el futuro -a veces era posible, pero en muy contadas ocasiones-, e incluso la respuesta más violenta por la cual trataban de dañarlo a él para que cambiara de profecía mortal. No obstante, lo triste era que la muerte provocaba esa extraña mezcla de fascinación y pavor.
________-Morirás dentro de mucho tiempo. Te veo viejo, en una cama acompañado por dos mujeres más jóvenes.
________-¿Pero estoy sufriendo?
________-No, estás dormido. No te das ni cuenta. No, no te das ni cuenta...
Pasaron junto al cartel de bienvenida y John volvió a dirigir la mirada a la carretera. No volvieron a hablar en el resto del trayecto. Cuando llegaron, John dio las gracias, tomó su maletín y se alejó hasta un banco junto al parque. ¿Que si era verdad lo que le dijo sobre su muerte? ¿Acaso no da lo mismo?


Era de noche. En la negrura del parque lo único que brillaba eran los ojos como topacios azules donde se condensaban los instantes de todos los océanos y firmamentos. En momentos como éste se planteaba si sería una pequeña herramienta de Dios puesta a su servicio en la Tierra. Aún estaba sobrio. Tendía a beber cuando pensamientos como ése inundaban su cabeza. Ser un ser alienado. Alienación. A-lie-na-ción. Le gustaba esa palabra. Se levantó del banco y sacó del maletín todos los carteles.
________Al cabo de un rato había llenado las principales calles del pueblo con papeles donde anunciaba su llegada. Acto seguido comenzó con la fase más importante. Se colocó en medio de la calle a oscuras y fijó su vista en una ventana. No debía hacer nada más; tarde o temprano, alguna clavija en el interior de las personas se despierta para advertir. Al cabo de veinte minutos una mujer apartó la cortina lentamente, lo miró y volvió al interior, probablemente a refugiarse en la cama junto a su marido. Repitió la misma acción ante varias casas sin mediar palabra.
________Las cartas estaban echadas y el misterio, servido.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sí que la has armado buena ahora...
¿Tendré que esperar a la semana que viene para el siguiente capítulo o irás dejando algún esbozo de vez en cuando por aquí?
Te digo lo mismo que en "el otro": viniendo de ti... algo sombrío se puede esperar.
Sea como sea seguro que continuaré enganchado.
Un saludo!

Indi dijo...

El principio de la historia me ha recordado (y mucho) a la de "Jorám". Una trilogía de Margareth Weis & Tracy Hickman, narrativa épica: "El niño está muerto" dice el sacerdote. Lo que le pasaba al niño es que había nacido sin magia. En un mundo de magos, se le consideraba "muerto".

Supongo que seguirá ¿no? sí, seguro ¿sí? por favorrrrrrrrr jajjaj. Buen inicio, buen personaje. Matalos a todos ;))

Besos

Mj dijo...

Jajajaja, estoy con Indi, mátalos a todos ( y que haya mucha sangre, que hoy tengo el día destructor).

Digno de aplauso poner tantas metáforas y guiños con el azul sin que resulte repetitivo.

No pares nunca de escribir. Es una orden. :)

tormenta dijo...

Muy chulo, sí señor. Me has enganchado, como siempre desbordas imaginación y buen hacer.
un beso, regreso en breve para ver como continua la cosa
un beso!

Jara dijo...

espero la continuación... Flipo con esa cabecita, algún día me dejarás ver lo que hay dentro?

No tardes en volver con esto.

besos

Pugliesino dijo...

El hombre tenía el pelo cano, barriga prominente y gesto bonachón...

Y yo pensaba que era Santa Claus!!!Bueno si le han encargado una reducción de clientela pues mejor, así serán mas regalos a repartir. (Homer dixit)
Realmente eres arquitecto de palabras,construyendo bellas estructuras de tiempo y narración. Un abrazo fren!!!

*Creo que una furgoneta se la pegó sobre el hielo

lamusique

No podría vivir sin

eveybody's gotta learn sometimes

Un libro

Un libro
Un saco de huesos, Stephen King