And do you brush your teeth before you kiss? Do you miss my smell? What about me? What about me? What about...?


Va dejando trozos de él por todas partes. Algún día desaparecerá conforme anda.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Lluvia de albóndigas


Hablar en 2009 de animación 3D es hablar de Pixar. Pixar es el Olimpo de la animación y pega fuerte fuera de ese ámbito. De este modo, sus competidores parten con una gran desventaja. El espectador va a mirar las películas de otras productoras con un ojo crítico fulminante. Las películas no son malas, pero estamos acostumbrados al ibérico de pata negra. El resto puede sabernos a paletilla.

Esto es exactamente lo que ocurre con Lluvia de albóndigas. La película no es mala, pero no es Pixar. La produce Sony Pictures, que no lo hace nada mal. El detalle en la recreación de los alimentos se agradece, con texturas muy ricas, aunque se echa en falta cierta sutilidad en el conjunto. La historia, por su parte, no es original: se tarta trata de la adaptación de un libro infantil homónimo (por homónimo entiéndase el inteligente título original, Cloudy with a chance of meatballs). En ésta un joven inventor desea crear algo que cambie la vida de la gente, que la mejore y por lo que su padre se sienta orgulloso de él. Puesto que vive en un pueblo costero donde la economía procede de las conservas de sardinas (pescado que, por otra parte, Flint detesta) decide convertir el agua en comida.

Obviamente las cosas no serán tan fáciles como yo las presento. También es obvio que al final triunfará en su empeño y todo el pueblo se volcará con el joven y patoso creador, pero nadie ha previsto que esa oportuna lluvia de comida, fuente de turismo y atención mediática (aquí entra la reportera de la cual se enamora nuestro protagonista) de todo el país, puede convertirse en una auténtica tormenta destructora que amenaza todo el mundo. Ya saben: hecha la ley, hecha la trampa.

A grandes rasgos esto es lo que cuenta Lluvia de albóndigas. ¿Por qué afirmo entonces que es una buena película? Pues verán, además de que la animación es notable, el guión cuadra muy bien. Todos los elementos que aparecen en pantalla cumplen una función en el desarrollo de la trama. Luego funcionan los toques cómicos, la historia de superación, la relación padre-hijo (temas chicles cliché que van rodados en una cinta infantil)… Porque las aspiraciones de esta película, y éste es su mayor pro y su mayor contra, son básicamente las de entretener. Desaprovecha una oportunidad única de denuncia social contra la obesidad o comida basura, no digo ya de las consecuencias negativas de la globalización (señores, si hay películas destinadas por entero a criticar algo, unas páginas de guión no cuestan tanto). Pero como vengo diciendo, la película es para niños. Los adultos no se aburrirán porque, llegados a estas alturas, los dibujos para niños pasaron a mejor vida desde… ¿Los Picapiedra? Los personajes tienen más de 3 dimensiones, algo imprescindible: el protagonista cae bien desde el primer minuto por muy pardillo que sea, la reportera no es mero objeto de amor de Flint, hasta el mono “tuneado” o varios secundarios que tienen su rol en la película, no pasan para hacernos reír una vez sin más.

Lluvia de albóndigas conjuga varios aspectos que nos gustan: una historia de superación personal, parodia del cine de catástrofes, personajes simpáticos y animación en tres dimensiones. Su mensaje es algo simplista, cierto, y es una película para niños, sí. Pero de tiene que haber de todo en la villa de Kubrick. Aunque tengamos que aguantar el doblaje de Flippy.


Eso sí, imprescindible ver entre piscolabis y aperitivo.

Nota: 7

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