Me propongo de un tiempo a esta parte leer al menos diez libros al año, cuando antes eran veinte o treinta fácilmente. También es cierto que no es igual de fácil devorar una novela de Stephen King, por larga que sea (que las tiene largas), que la obra maestra de Roberto Bolaño o algo de Borges. Y es que me pasa con Borges que las más de las veces me quedo perplejo, sin entender muy bien lo que acabo de leer y debo releerlo e informarme como si estuviera estudiando su obra.
Este verano he estado alternando un premio Pulitzer, Middlesex (que no llevo ni por la mitad) con dos libros de Borges. En su Bestiario he encontrado un filón de criaturas mitológicas-literarias, que con Borges nunca sabemos dónde empieza lo inventado y acaba lo recolectado. En cualquier caso, alguna descripción de una criatura de Kafka me puso el vello de punta, y os aseguro que es bastante difícil que eso me pase. Pero el libro que he leído con más saña ha sido, recomendación mediante de Fernando Iwasaki, El libro de arena. Como todo recopilatorio puede ser algo irregular, pero abre con un parangón de ciencia-ficción-metafísica muy agradable y enriquecedor para los amantes del género. Esconde uno de los cuentos más bonitos que he leído en mi vida, “Ulrica”, probablemente el Borges más romántico; definitivamente, amor preciosista. Luego están “Undr” y “El espejo y la máscara”, que hablan de literaturas imposibles que consisten en una sola palabra. Y si seguimos con el tema de la metaliteratura es imposible obviar “El congreso”, donde se dan cabida citas que ya he copiado a bolígrafo en mi cuaderno. Lean este libro, vale la pena. Ahora voy a atacar el famoso El Aleph, que no es la canción de Nena Daconte (quien es a su vez un personaje de Cien años de soledad). Permitid que no olvide que en El libro de arena hay también un no velado homenaje a Lovecraft, admiradísimo a su vez por Stephen King. King, que sabe mucho más de lo que nos quieren hacer creer, escribió en los ochenta un libro, ensayo y estudio sobre el terror en literatura, cine, radio y televisión, que se editó en España por primera vez hace cuatro o cinco años bajo el título de Danza macabra. Está dedicado a cinco autores de terror en vida por aquel entonces, entre ellos Jorge Luis Borges, y en su portada lleva ni más ni menos que una de las pinturas negras de Goya.
Y ya que estamos con la asociación de ideas, lo siento, pero yo es oír “libro de arena” y es irremediable acordarme de mi cuento “De arena y tiempo” y, por consiguiente de la saga La Torre Oscura de Stephen King.
3 comentarios:
Yo me propongo leer más libros que el año anterior, pero no creo que lo consiga, porque llevaré unos 17 y tendría que leerme unos diez más.
Me has recordado que tengo que retomar la Torre Oscura y ponerme con el tercer volumen, que el segundo me gustó mucho.
Un saludo
el libro de arena es una de las mejores cosas que me pasó este verano, Jose :)
uno de mis mejores amigos cuando las noches em daban asquito..
Hmmm otro amante de la literatura por lo que veo...
...supongo que pensarás igual que Adri respecto de los que leemos bestsellers y otros libros p'ahí.
Hmmmmm yo estoy haciendo una lista con los que llevo este verano, por lo menos leo en verano! :)
¿Tú qué estudias/has estudiado? (si se me permite la pregunta)
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