Malo, idiota, tonta...

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No son los insultos que usaría en el día a día; de hecho, creo que jamás los usaría. Son demasiado blandos, demasiado complacientes e inocentes. Son insultos de niños (tengamos en cuenta la acepción de niño de mi infancia, no los energúmenos que vienen de camino, que a los 3 años no saben decir abuelo pero saben decir puta). Voy a hablar de tres cantantes (también se acepta grupo) de las que me enamoré la primera vez que las oí. Me puse a trazar líneas en común hasta comprobar que tienen un parecido razonable. Son jóvenes, guapas, cantan bien, sus canciones más conocidas llevan el nombre de un insulto por título y tienen mucho futuro por delante. Allá vamos, nada más y nada menos que Bebe, Nena Daconte y Conchita.
BEBE. Conciencia social con raíces. Malo fue su primer single y sonó durante mucho tiempo hace varios veranos. El videoclub videoclip era igual de sencillo y contundente con una Bebe en el escenario, todo en blanco y negro, cantando y gimiendo su tema contra los malos tratos. El resto del disco deparaba muchas sorpresas gracias a esa música de guitarra, de cantante curtida en mil y un conciertos entre amigos, con letras inteligentes y frescas. Todo un descubrimiento, vamos. Ahora solo falta esperar que el próximo disco esté currado como el primero, que lo de vender mucho afecta al público, pero me da que esta Bebe sigue con los pies en la tierra, y se ha quitao las telarañas.
NENA DACONTE. Puñaladas de Valium. Idiota se convirtió en todo un fenómeno, pero la sorpresa no quedaba ahí. Al poco nos enteramos de que la cantante de este grupo es Mai Menesses, primera expulsada en la segunda edición de OT. ¿Por qué? Lo mismo es que no tenía la voz adecuada para vender discos de pop a porrillo. Me alegro por ella, ya que en su momento grabó un single con el mismo tono que el disco del que podemos hablar ahora. La chica ha sabido reescribir su historia a base de insistir. El resto del disco es mejor que su Idiota, y he decidido darle el sobrenombre de “puñaladas de Valium” porque las canciones del disco He perdido los zapatos son continuas putadas, una sucesión de historias tristes que se pasan mejor gracias a la voz suave de Menesses.
CONCHITA. Etérea fragilidad, simpatía automática. Tonta no ha sido su single, pero es una canción que le gusta a todo el mundo en cuanto la escucha. En general, me encanta todo el disco y me gustaría poder ir a algún acústico, verla a unos metros con su guitarra y su gesto tímido, su sonrisa inocente… Además, cada vez que escuche las canciones de Conchita me acordaré inevitablemente de la quedada en Ávila, pues teníamos el disco puesto todo el día. Más canciones tristes (es inevitable, una persona escribe o canta lo que le sale, no lo que busca), una colaboración con Antonio Vega y una chica con sueños que contar. Que dure la cosa.